Un mensaje que se aproxima a la realidad

Al igual que lo sucedido con el índice de precios elaborado por el Indec, el Gobierno empezó a reconocer la gravedad del problema narco en nuestro país.El ministro de Defensa, Agustín Rossi, expuso ayer el pensamiento oficial que ya es aceptado en la Casa Rosada: la Argentina no sólo es país de tránsito y consumo de drogas, sino que aquí también se instaló la elaboración final de la cocaína.El cambio en la mirada llegó a fuerza de los asesinatos narcos. Las bandas se consolidaron y marcan con balas sus territorios. El ataque al gobernador santafecino Antonio Bonfatti -con su casa tiroteada por una mezcla de traficantes y policías- modificó el enfoque cómodo que tenía la política sobre las drogas.Hasta entonces sólo se debatía sobre despenalizar, o no, la tenencia de estupefacientes para consumo personal. Como si la Argentina fuese Portugal o Dinamarca, sin el arraigo de violencia local vinculada con la comercialización de estupefacientes.El Gobierno siempre tuvo informes oficiales que alertaron sobre la instalación del proceso para elaborar cocaína desde la pasta base, producida si en ese caso en el exterior. Tal como ocurrió con la inflación, se ignoró el aviso generado en los despachos de la Sedronar y de las fuerzas de seguridad.Se optó, durante muchos años, a darle prioridad al mensaje lanzado por expertos judiciales, dejándose de lado las notificaciones de aquellos funcionarios y agentes que analizaron las redes del narcotráfico local.En 2003, por primera vez la Sedronar verificaba en sus informes la presencia incipiente de cocinas de cocaína, nueve ese año, con capacidad reducida de elaboración.La mayor fábrica artesanal de drogas descubierta en...

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