Menos gastos, más inversiones

La imperiosa reactivación económica no la proveerá el Estado, que se agiganta y no produce, sino el sector privado, verdadero artífice del crecimientoEl empleo público en nuestro país es mucho más que una estadística en constante ascenso: constituye uno de los obstáculos más firmes y de mayores dimensiones en el camino hacia una posible salida del profundo deterioro económico y social en el que nos encontramos.Por cada 100 trabajadores en el sector privado formal hay 55 en el empleo público. Sus sueldos, como se sabe, se sostienen con los impuestos que pagan quienes se desempeñan en el sector privado. A esa conclusión arribó el director ejecutivo de la Fundación Libertad y Progreso, Aldo Abram, al transmitir resultados de estudios sobre empleo en el país. Los 21 millones de cheques que emite el Estado a ese fin se financian con los aportes de apenas ocho millones de personas del sector privado, una proporción de casi tres a uno, escandalosa para cualquier nación que aspire mínimamente a que sus cuentas cierren y a revertir su penosa situación económica. Si a ello se suma que la Argentina tiene una de las presiones impositivas más altas del mundo, la asfixia que soportan quienes financian este desmadre resulta intolerable.En ese contexto, constituye un hecho extremadamente preocupante y por demás inoportuno que desde el propio gobierno se aliente una reforma del sistema judicial que derivará en la creación de al menos 1700 puestos, entre jueces, camaristas, fiscales, secretarios y empleados, según el proyecto aprobado en el Senado de la Nación. Se estima que el costo de semejante superestructura superaría holgadamente los 10.000 millones de pesos.Los números del crecimiento del empleo público en nuestro país son abrumadores. En 1985, había menos de dos millones de empleados en el sector público. En 2019, llegamos a 3.800.000 -sin ningún correlato en el crecimiento poblacional-, sin contar los contratados ni los trabajadores informales, según datos de la Fundación Norte y Sur, del Ministerio de Economía, del Indec y estimaciones propias del economista Orlando Ferreres.Buena parte de la creación de esos empleos en el sector público fue consecuencia ciertamente del populismo, el clientelismo y el amiguismo, una tríada de "ismos" políticos tan comunes como nefastos en nuestro país. Basta con recordar que el aumento del empleo público se asocia también a los recambios electorales como prenda de favores.A lo largo de la historia, y especialmente...

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