Menor variedad de celulares, otra de las consecuencias

El kirchnerismo parece haber adquirido la curiosa capacidad de sosegar industrias a las que, para su surgimiento y desarrollo, dotó de un fuerte ímpetu mediante la ayuda oficial. Es el caso del ensamblado de teléfonos celulares en Tierra del Fuego, que atraviesa una situación crítica por el cepo cambiario.

El gerente de una de las mayores compañías de telefonía celular del país (las principales son Claro, Movistar y Personal) lo puso en estos términos ante LA NACION: "Hoy no tenemos todas las unidades que queremos para vender, y la situación es cada vez peor. No sé qué vamos a hacer en Navidad". Se sabe que la llegada de Papá Noel es uno de los momentos fuertes del año en materia de ventas.

En otra de las empresas coincidieron con la apreciación. Para las telefónicas, la venta de celulares es un servicio adicional para sus clientes, pero tienen que apelar cada vez más a la inventiva para hacer frente a la demanda de tecnología de los consumidores. Y la escasez podría complicar a su red de agentes. Todos son el último eslabón de una cadena de problemas que comenzó en otro lado.

En Tierra del Fuego están los mayores ensambladores de celulares de la Argentina. El principal es Brightstar. La siguen Newsan, BGH y Mirgor/Iatec, entre otras. Si bien sus productos salen con el sello de "industria nacional", siempre redituable para el discurso político, los componentes vienen de Asia, en especial de China. Se los proveen los gigantes del negocio mundial: Motorola, Nokia, Samsung, LG, Alcatel y Sony, con fábricas en aquel lugar del mundo.

A un lado y otro del escritorio, cultivaron una buena relación hasta que la crisis cambiaria argentina se metió en el medio. Por la restricción que impuso el Gobierno al pago de importaciones, los ensambladores locales tienen una montaña de pesos sometida a la erosión de la devaluación, pero no los pueden convertir en dólares para pagarles a sus proveedores.

Durante seis semanas entre agosto y septiembre no se giró un solo dólar para cumplir con esas obligaciones. Entre octubre y noviembre, el Gobierno autorizó la salida de unos US$ 30 millones semanales, y este mes soltó la rienda hasta aproximadamente 45 millones de dólares cada siete días. Está muy lejos de lo que necesitan pagarles los ensambladores a los...

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