Memorias de un wing derecho, el cuento que inspiró la película animada 'Metegol'

Roberto Fontanarrosa

Y aquí estoy. Como siempre. Bien tirado contra la raya. Abriendo la cancha. Y eso no me lo enseñó nadie. Son cosas que uno ya sabe solo. Y meter centros o ponerle al arco como venga. Para eso son wines. No me vengan con eso de wing "ventilador" o wing "mentiroso" o las pelotas. Arriba y contra la raya.

Abriendo la cancha para que no se amontonen los fowards en el medio. Nada de andar bajando a ayudar al marcador de punta ni nada de eso. Si el marcador de punta no puede con el wing de él… ¿para qué m… juega de marcador de punta? Lo que pasa es que ahora cualquier mocoso te sale con esas teorías nuevas y nuevas formas de juego o te viene con la "holandesa" o la "brasileña" y otras estupideces.

¡Por favor! El fútbol es uno solo y a mí no me sacan de la formación clásica: el arquero bien parado en la raya y atento. Por ahí escucho decir que Gatti juega por toda el área o sale hasta el medio de la cancha… Y bueno, así le va. Yo al arquero lo quiero paradito en su arco y nada más. Para eso es arquero. Después una línea de tres. Después otra de cinco. Y arriba que nos dejen a nosotros tres. Más de veinte años hace que jugamos así y nos hemos podrido de hacer goles. De a siete hacemos. Yo ya debo llevar como seis mil ochocientos. Yo solo… ¡Después me dicen de Pelé! O arman tanto despelote porque Maradona hizo cien. Cien yo hago en una temporada. Y en verano, cuando los pibes se quedan en el club como hasta las dos de la matina, me atrevo a hacer cuarenta, cincuenta goles por semana. Cuarenta, cincuenta. Yo solo… Maradona… ¡Por favor! Y eso para no hablar del centrofoward nuestro. Debe llevar más de doce mil goles. Por debajo de las patas… Y… ¡el tipo está ahí!

Donde deben estar los centrofoward. En la boca del arco. En el área chica. Pelota que recibe, ¡pum!, adentro. A cobrar. Y ojo, que el nueve de los de Boca no es malo tampoco. Es el mismo estilo que el nuestro. Siempre ahí: en la troya. Adonde están los japoneses. ¡Nos ha amargado más de un partido, eh! Yo no he visto los goles que nos ha hecho pero escucho los gritos y el ruido de la pelota adentro del arco.

Le da con un fierro el guacho. Pero, claro, tiene dos wines que son dos salames. Por ahí si jugara al lado mío él también habría hecho como doce mil goles. ¡Si le habré servido goles al nueve! ¡Si le habré servido goles! Me acuerdo el día del debut. Le estoy hablando de hace veinticinco años, veinticinco años, un cuarto de siglo. Sacaron la lona que cubría la cancha y...

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