Memoria completa y reconciliación

La historia sobre los hechos ocurridos en la Argentina durante las décadas del 60 y del 70 se está escribiendo bajo una fuerte influencia de intenciones políticas. Los sentimientos, y más particularmente los resentimientos, constituyen hoy la lente predominante con que se analizan esos hechos. El dolor que la pérdida de un ser querido deja de por vida impide la objetividad y serenidad para evaluar el pasado. Esto es comprensible en quienes han sido afectados por aquella violencia, sean de uno o de otro bando. Pero la falta de objetividad y la parcialidad no son comprensibles en instituciones públicas o privadas responsables de educar a quienes, por su juventud, no fueron testigos de aquello. Tampoco es entendible que se haga un reconocimiento oficial y se indemnice a terroristas que murieron atacando cuarteles y comisarías, o colocando bombas, y que se ignore a los soldados, oficiales y policías que murieron defendiéndolas, cumpliendo con su deber.Desde hace nueve años, la maquinaria oficial ha volcado su capacidad mediática en exacerbar sentimientos y exponer una visión de la historia propia de los sectores más cercanos a las ideas revolucionarias que motorizaron al ERP, los Montoneros y otros grupos armados. Esta sesgada visión ha alcanzado hoy a diversos sectores de la intelectualidad, del periodismo y de la política, y se impone en las aulas de escuelas y universidades. Con el lema "Memoria, juicio y castigo a los culpables", se ha desarrollado una enorme presión sobre la Justicia, volcándola hacia el juzgamiento de solo una de las partes. Los avances hacia la reconciliación que se habían dado con las leyes de obediencia debida, de punto final y los indultos fueron desandados con la anulación, claramente inconstitucional, de esas leyes. Los numerosos juzgamientos y condenas a militares, policías, gendarmes y civiles han dejado de lado el principio de legalidad, así como el de la irretroactividad de la ley penal. El argumento de que en la represión de los grupos armados no rigieron estas garantías no puede usarse como justificativo para violarlas por parte de un gobierno constitucional.El agravante de los delitos en la represión del terrorismo por haber sido realizados desde el Estado tampoco exculpa ni quita gravedad a los crímenes cometidos por los grupos armados. Por otro lado, la derrota de esos grupos hizo posible evitar sus designios de hacer de la Argentina otra Cuba.El primer grupo guerrillero, los Uturuncos, apareció en 1959. En 1964 inició su...

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