Melbourne blinda su Grand Slam para defenderse de China

MELBOURNE.- 338 millones de dólares australianos. O 267 millones de dólares estadounidenses. O 2300 millones de pesos argentinos, al cambio oficial. Tome la cifra que prefiera: ésa es la cantidad de dinero que el estado de Victoria destinó al proceso de remodelación del Melbourne Park, un amplio complejo sometido a mejoras constantes, con la misión de garantizar que Australia será sede de un Grand Slam durante mucho tiempo, y superar así los embates de otros países de Asia, que tienen muchas ganas de organizar una de las pruebas de máxima trascendencia del tenis, y cuentan con la infraestructura y -sobre todo- el dinero para llevar adelante semejante empresa.

Todas estas mejoras llevaron, a su vez, a batir récords de concurrencia. En 2014, un total de 643.280 fans ingresaron en el Melbourne Park, casi cien mil más que en 2005 (543.873 personas), y el doble que hace dos décadas (332.926, en 1994). Solamente hasta aquí, incluida la sesión nocturna del miércoles de la segunda semana, el torneo ya ha contado con 589.770 visitantes. Claro que hay más partidos, más sesiones y más atracciones. El Abierto de Australia Open es, como sus hermanos de Roland Garros, Wimbledon y el US Open, un acontecimiento social que excede lo deportivo. Durante varios años estuvo por debajo de los otros tres en cuanto a trascendencia, pero se remodeló por completo a partir de la mudanza definitiva de Kooyong -en las afueras de la ciudad- al Melbourne Park, a metros del microcentro. Es, también, el único Grand Slam del hemisferio sur. Y no por casualidad Australia adoptó hace pocos años el slogan "el Grand Slam de Asia y del Pacífico": Melbourne busca abarcar una esfera amplia y representa un mundo nuevo, multiétnico incluso con su tradición y su cultura, aunque periférico respecto de los otros majors, que se juegan en metrópolis situadas en el centro socio-político-turístico del planeta.

Pero Australia consiguió que las estrellas del tenis soslayaran el largo trayecto y la diferencia horaria, y les brindó comodidades a la par -o mejores- que en otros torneos grandes; en siete años, duplicó los premios para los jugadores (de 16 a 42 millones de dólares); además del premio oficial, este año otorgó casi US$ 2000 a cada tenista a modo de viático. Para el visitante, este año la gran novedad es el Margaret Court Arena, convertido en el segundo estadio en importancia, con techo corredizo y 7300 asientos, 2500 más que en su formato original. También son nuevas las canchas de...

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