El mejor monumento.

AutorOsvaldo Bayer

Mi último día de estada en Alemania me deparó una alegría inmensa, increíble, un sentimiento de que por fin se acercaba la paz, la sabiduría, al ser humano. En la ciudad de Köln (Colonia) se inauguraba el primer monumento en la historia mundial dedicada a los desertores y a los que se habían negado a disparar sus armas contra el llamado “enemigo” en la última guerra mundial. Un monumento, ¿se imagina algo así el lector? Los archivos no dejan mentir. En la última guerra, de un total de treinta mil jóvenes desertores, o que se negaron a cumplir órdenes que podrían llevar a la muerte de otros, que fueron detenidos, veinte mil de ellos terminaron ejecutados, por fusilamiento o por la guillotina. El resto fueron condenados a penas de prisión.

El monumento es una pérgola justamente enfrente del antiguo edificio de la Gestapo (la policía política nazi) y de los juzgados donde fue impartida parte de esas penas de muerte. Todo un ejemplo.

Entre los condenados a muerte hubo casos de una valentía y un coraje civil increíbles. Están también los que se negaron a formar parte de los pelotones de fusilamiento de otros condenados, como judíos o prisioneros enemigos que trataron de huir. Para hacer todo eso se necesitaba más coraje que ir y obedecer como oveja de un rebaño las órdenes militares de enfrentar al llamado “enemigo”.

Muchos de esos valientes “desertores” condenados también sufrieron el castigo de la memoria porque sus familiares, aun después de la guerra, ocultaron esa verdad avergonzándose de que sus hijos o sus hermanos no hubieran cumplido las órdenes de sus superiores.

De todos aquellos desertores sólo queda un sobreviviente, Ludwig Baumann, de 87 años, que intentó como soldado alejarse de sus tropas en el frente francés pero fue capturado. Condenado a muerte, estuvo diez meses atado de pies y manos, tirado en una celda, esperando cada día que fueran a buscarlo para fusilarlo. La justicia militar, luego de ese tiempo, lo condenó a doce años de prisión. Cuando, después de la guerra, fue liberado, sufrió entonces el desprecio de la sociedad vencida que lo trataba como un traidor. Pese a eso fundó una organización por la paz y por la rehabilitación de todos aquellos que se habían negado a disparar sus armas contra otros seres humanos. Ahora tuvo la íntima alegría de concurrir a la inauguración del monumento en Colonia. Un reconocimiento al valor de la vida. Recién ahora, 64 años después del fin de la guerra, han sido rehabilitados esos seres...

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