Medidas extras para garantizar el orden

En el Salón de los Pasos Perdidos, empleados de la Cámara de Diputados se mueven a ritmo acelerado. Con una bandera argentina cubren el vallado por donde va a pasar la Presidenta. Lustran los marcos de los cuadros. La intención es que la última Asamblea Legislativa del mandato de Cristina Kirchner deje una imagen de orden y extrema prolijidad. La idea, convertida casi en un objetivo político, es terminar bien, sin quejas ni críticas de ningún tipo. Todo lo contrario a lo que pasó en las horas previas.

El último discurso de la Presidenta ante el Congreso quedó envuelto en una discusión entre el Gobierno y la oposición por el operativo de seguridad dispuesto para la ceremonia, a cargo de la Casa Militar. Para la Casa Rosada se trata sólo de medidas adicionales para garantizar una asamblea sin alteraciones de ningún tipo. Argumentan que si llega a haber algún mínimo incidente, la oposición no tardará un segundo en culpar al Gobierno. "Tiene que salir todo bien, tiene que ser un día perfecto", explicó a LA NACION uno de los responsables de la organización.

Si bien la militancia kirchnerista ocupará, como todos los años, el tercer piso de los palcos que rodean al recinto, se bajó la orden de que no estarán permitidos los papelitos ni las banderas. Los militantes tienen la instrucción de portarse bien, de evitar los cantitos y de no tirar nada hacia las bancas. El Gobierno quiere evitar cualquier incidente que le dé a la oposición un pretexto para abandonar la ceremonia. También se quiere evitar que caiga al recinto algún panfleto contra la Presidenta.

El Gobierno no está dispuesto a que nada empañe la ceremonia que tendrá como correlato una demostración de fuerza fuera del Congreso. La militancia se dispone a regalarle a Cristina Kirchner una manifestación multitudinaria en los alrededores del Parlamento. Sobre la escalinata de la avenida...