Massa: una arenga para mover el tablero

el viernes en el tienen un interés especial para identificar en qué términos se está librando la lucha electoral. Como intenta recuperarse de una riesgosa declinación, el diputado del Frente Renovador eliminó matices y exageró contradicciones. Por esa razón, si se la descifra, su arenga permite detectar los límites y las capacidades de los principales competidores de la carrera presidencial. Sobre todo los del propio Massa.

Para los que sospechan que no significará una ruptura con el clima político y moral del kirchnerismo, Massa confesó "sentir asco" por los corruptos. Prometió "meterlos presos". Toda una novedad, especialmente si se identifican algunos personajes de su entorno empresarial. También aseguró que barrerá a los "ñoquis de La Cámpora". Fue el modo de ofrecerse como alternativa a Daniel Scioli, el "lorito servil" que aspira a representar la continuidad del oficialismo, por lo menos hasta que Cristina Kirchner lo inscriba en la boleta. Massa trató también de refutar una de las presunciones que inspira su imagen en las encuestas: el temor a que, el día menos pensado, sorprenda con una reconciliación con la Presidenta. Es uno de los motivos por los cuales el 25% de los votantes simpatiza con él, pero dice que no lo elegiría.

La otra referencia tácita del acto de Vélez fue Mauricio Macri. Massa sabe que muchos de los que aprecian a Macri como la encarnación de un cambio, temen no estar incluidos en el país que se formaría bajo su presidencia. A ese público, básicamente de clase media y media baja, se dirigió el compromiso de mantener los subsidios sociales, bajar el impuesto a las ganancias y mejorar la jubilación.

Massa se empeñó en caracterizar la Argentina que él pretende gobernar. Hizo bien. Casi todos los sondeos revelan que, si bien tuvo éxito en comunicar iniciativas específicas, sobre todo las ligadas al combate contra la inseguridad, todavía no logró formular una imagen general del país.

Además de ser multitudinario, el acto en Vélez se televisó por 47 canales de todo el territorio nacional. En el equipo de Massa calculan que fue escuchado por unos cinco millones de personas. Es un volumen similar al de su desafío: Massa debe revertir la polarización entre Scioli y Macri para, disputando el electorado de ambos, ubicarse segundo en las primarias de agosto. A partir de ese momento, es posible que el tablero adquiera sólo dos colores. Para lograrlo, realizará incesantes caravanas, sobre todo en el conurbano bonaerense y en las...

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