Mascherano, el eslabón perdido

SAN PABLO.– Ya es un afiche. Lo hecho, hecho está y lo que venga, será otra película. La foto del petiso con el pelo cortado al ras, haciéndoles frente a los dos gigantes que con sus porras parecen gemelos aunque no lo son, representa una actitud y su consecuencia. Una historia. Se cansó de "comer mierda", Mascherano, y eso les gritó a sus compañeros en la arenga previa, en el vestuario, y eso les hizo sentir a sus rivales, en la cancha. No quería y no quiere, Mascherano, ser la cara de otra generación marcada ya no por la derrota sino por la ignominia, real o prejuiciosa, del no haberlo dado todo."A mi entender, en estos diez años que llevo en la selección hubo momentos en que no hicimos las cosas como para que sucedan", reflexionó por estas horas, cuando le tocó salir a hablar después del célebre paso ante Bélgica, así como a Messi le había tocado después del debut.Ambas apariciones tuvieron tono de discurso en momentos trascendentales, de cambio. De vuelta de página histórica. Cuando a Valdano se le preguntó, hace unos días, qué punto de contacto veía entre este equipo y el del 86, encontró rápidamente una frase de las suyas...

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