La masacre en el comedor: la bomba que estalló a la hora del almuerzo y una tragedia inmensa que pudo ser mucho peor
Mario Firmenich, cuando fue detenido en 1984; nunca fue juzgado por el atentado al comedor
Las bombas vietnamitas del tipo Claymore son un invento norteamericano que no solo matan personas y destruyen edificios: también están diseñadas para mutilar, cercenar, cortar los cuerpos, como una manera de sembrar un terror adicional entre los enemigos, sus simpatizantes, los neutrales y la sociedad en general.
Los montoneros usaron una bomba de ese tipo para destruir el Casino -que es como los policías llaman al comedor- de la Superintendencia de Seguridad Federal, en la calle Moreno 1417 del barrio porteño de Monserrat, a una cuadra del Departamento Central de Policía, seis del Congreso y diez de la Casa Rosada, el viernes 2 de julio de 1976 al mediodía, ya en plena dictadura.
Veintitrés personas murieron y otras ciento diez resultaron heridas, varias con secuelas muy graves por las mutilaciones provocadas por la onda expansiva , mientras comían los platos buenos, abundantes y baratos del comedor, que también estaba abierto a empleados de negocios y empresas del barrio.
Veintitrés personas murieron y otras ciento diez resultaron heridas, varias con secuelas muy graves por las mutilaciones provocadas por la onda expansiva
Montoneros afirmaba que buscaba eliminar preferentemente al personal superior de la Policía Federal, en tanto "centro de gravedad" de la represión ilegal de la dictadura, pero de los 23 muertos solo dos eran oficiales y de muy baja graduación . Siete de las víctimas fatales ni siquiera cumplían tareas policiales: el encargado del comedor, el cajero, un mozo, un enfermero, un bombero, un suboficial retirado que estaba haciendo su changa de repartidor de pan y una empleada de la empresa estatal YPF. Hubo cinco mujeres entre los fallecidos.
Fue el atentado más sangriento de los 70 -una década plagada de muertes- pero también de la historia del país hasta el 18 de julio de 1994, cuando un coche bomba destruyó la AMIA y dejó ochenta y cinco víctimas fatales. Mató más que el ataque terrorista contra la embajada de Israel, de 1992. Y habría matado más aún si Montoneros hubiera logrado su propósito original de derribar todo el edificio.
Fuera de nuestras fronteras, continúa siendo el mayor atentado contra una dependencia policial en todo el mundo. Ninguna otra policía recibió un golpe así.
Desde un punto de vista estrictamente militar, el atentado fue una obra maestra del muy eficiente servicio de Inteligencia e Informaciones de Montoneros, y de la Secretaría Militar de la cúpula guerrillera, de la cual dependía en forma directa. Y una prueba de por qué Montoneros...
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