La marcha peronista

El principal órgano institucional del peronismo es el dedo pulgar del líder del momento. Y si hay "sede vacante" -como se llama a la transición entre un papa muerto y la elección del siguiente, en el Vaticano-, nunca falta un dedazo judicial bien dispuesto a facilitarles las cosas a unos por sobre otros.

Así sucedió en 2003 cuando insólitamente, en vez de obligarlos a elegir en una interna partidaria un solo candidato justicialista, la Justicia le cumplió sus deseos al entonces presidente interino Eduardo Duhalde: los argentinos encontramos en el cuarto oscuro tres boletas de ese color ideológico (Menem, Kirchner y Rodríguez Saá). Ahora, el móvil principal es dejar fuera de juego a Cristina Kirchner (justo la dirigente que más votos de ese color junta) con la excusa de que en las últimas elecciones armó su propio partido (Unidad Ciudadana), restricción que no corre en cambio para Sergio Massa (Partido Renovador).

Detrás de ambas decisiones, la de 2003 y la de ahora, está la jueza federal y electoral María Romilda Servini, la misma que hizo cesar a Cristina Kirchner en su cargo a las 0 horas del 10 de diciembre de 2015). Fundamenta su nuevo paso en que es necesario "lograr posicionar al partido de la mejor manera posible frente a los próximos comicios de 2019".

La magistrada se preocupa porque "la historia del peronismo se encuentra plagada tanto de lealtades como de traiciones, y las heridas que dejan las luchas intestinas provocan una sangría difícil de curar". Hasta se da el lujo de citar una de las veinte verdades peronistas menos practicadas cuando gobernaron los discípulos del General: "El peronismo anhela la unidad nacional y no la lucha".

No es una novedad que, como alguna vez se lo pretendió presentar pomposamente, el "principal partido de masas del mundo occidental", ha sido siempre y sigue siendo un precario sello de goma tanto en su fase de esplendor, cuando lo domina un líder hegemónico, como en sus etapas más sombrías, cuando le toca ser oposición.

Los tres caudillos más exitosos del PJ han sido Juan Domingo Perón (tres presidencias)y Carlos Menem y Cristina Kirchner, estos dos últimos, con sendos períodos consecutivos cada uno. Los que no han tenido sesgo hegemónico o no llegaron a ser candidatos (como Antonio Cafiero, que perdió con Menem la única interna partidaria conocida por el máximo cargo, en 1988) o perdieron frente al líder absolutista (Bordón, derrotado por Menem, en 1995). O la pasaron muy mal en el poder (Héctor...

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