La marcha más conversada

Fue muy revelador, y triste al mismo tiempo, el rápido intercambio de mensajes breves que días pasados tuvieron en Twitter tres conocidos periodistas a propósito del acto del miércoles próximo en homenaje al fiscal Alberto Nisman, que viene levantando tantas opiniones a favor y en contra.

Arrancó Osvaldo Bazán: "Si un periodista -el que sea- aparece muerto y otros periodistas organizasen una marcha, no me daría la cara para descalificarla".

Completó la idea su colega Darío Gallo: "Fiscales que no marchan con los fiscales. Cuando mataron a Cabezas no había fotógrafos en contra de las marchas".

El remate de la periodista Silvia Mercado dejó al desnudo la gravedad del momento que atravesamos: "Si lo hubiesen matado en esta década, habría fotógrafos contra Cabezas".

Con un giro abismal y siniestro, la llamada "grieta" ya no sólo se expresa en las posiciones divergentes sobre distintos temas entre periodistas y medios enfrentados, sino que el mismo eje se aplica ahora a un cadáver, al que también se lo evalúa desde esa óptica cruel y parcializada. Si conviene, se lo reivindica como un estandarte opositor. Si se es oficialista, se lo sigue hostigando como lo hicieron en vida del fiscal desde los micrófonos de altos funcionarios tras su anuncio de embestir contra la Presidenta. Luego de aparecer muerto, los comentarios maldicientes de esas mismas voces gubernamentales, lejos de cesar, se potenciaron aún más.

Desde que el Gobierno replegó sus actos a los patios internos de la Casa Rosada, los kirchneristas toleran cada vez menos que alguien les intente disputar la calle, de la que pretenden ser dueños exclusivos. Ya sucedió con los sucesivos cacerolazos, desde los primeros que los preocuparon por su masiva convocatoria hasta los últimos, de los que se mofaron por su escasa adhesión.

La presente situación es muy distinta: hay un muerto de por medio. Pero como se convirtió en vida en un enemigo que puso en la mira a la jefa máxima, ahora que ya no pertenece a este mundo no sólo se sienten relevados de los humanitarios saludos de condolencia de rigor sino que embarullan una causa de por sí compleja con dardos envenenados. El colmo es que se malhumoren porque un sector de la Justicia y de la sociedad desean homenajearlo.

Hace casi setenta años que el peronismo convoca a actos públicos de pleitesía hacia sus líderes máximos de turno. Y ahora, su inquilino actual, el kirchnerismo, se autoerige en autoridad exclusiva para disponer quiénes pueden...

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