Maradona y el país que no es

En un país todavía conmocionado por la muerte de Diego Armando Maradona, su mayor ídolo popular, cabe preguntarse sobre los paralelismos que se pueden trazar entre aquellos que tienen talentos únicos, inigualables, y las condiciones en las que se deben desenvolver.Cuando los diferentes gobierno toman medidas que frenan el potencial productivo del agro muchas veces se ha dicho que estas decisiones equivalen a "tener a Maradona o a Messi en el banco". Las metáforas futboleras suelen ser incómodas para quienes no les despierta interés alguno ver a 22 personas corriendo detrás de una pelota. Sin embargo, a veces ayudan a comprender lo que se está haciendo mal.En el análisis de esas decisiones también se incurre en el error de creer que "no son para tanto", y se las compara con quienes están peor o con supuestos otros beneficios. En el caso del campo, rara vez se efectúa el análisis contrafáctico: lo que sucedería si en el país hubiera estabilidad macroeconómica, impuestos no distorsivos, vinculación comercial con el mundo, mercados transparentes, reglas claras, cero burocracia estatal o infraestructura adecuada, entre otros aspectos.En los últimos tiempos, para peor, esta escala está bajando porque de lo que se trata de exigir ahora son aspectos básicos consagrados en la Constitución Nacional como el respeto a la propiedad privada, el libre tránsito y el libre comercio. Esto se está afectando particularmente, por ejemplo, con los cambios en la ley de manejo de fuego, el llamado "impuesto a la riqueza" o las restricciones a la circulación y al movimiento de personas que establecieron los gobiernos provinciales por el coronavirus.Muchas veces en el agro se destaca que la Argentina está entre los líderes mundiales en el comercio de harina y aceite de soja, limón, carne y algunas frutas. No está mal resaltar el orgullo por la propia producción. Lo hacen en otros lados y todavía mejor, como lo efectuó hace unos días el gobierno de Brasil durante la reunión del G-20 en un video presentado por el presidente Jair Bolsonaro. Pero además de exhibir estos logros cabría preguntarse cuánto más se podría producir sin las condiciones fueran diferentes de las actuales.Aquellos 100.000 millones de dólares que el Estado capturó del campo argentino desde 2002 en concepto de derechos de exportación pudieron haber vuelto a quienes los generaron. Seguramente se hubieran generado más oportunidades de inversión en las propias comunidades donde se originaban y creado...

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