Maradona, 50 años y un día

-Diego, ¿no sentís, a veces, que forzás el destino?-Sí, sí, el hecho de elegir la muerte, ¿no? No es de muchos.-¿Cómo elegir la muerte?-Sí. Digo que si yo hago cosas malas para mi cuerpo, es como estar eligiendo mi muerte. Pero no quiero morir, ¿eh?, te aclaro, no quiero morir para nada.-¿Y qué sentís cuando tu nombre aparece junto con el del Che Guevara, el de Evita, el de Gardel, como un mito más, con tu cara, como la de ellos, estampada en remeras?-Siento que, en todo caso, soy alguien que todavía está vivo, ¿no? Si he logrado ser un mito viviente, yo no me lo propuse... Les agradezco mucho lo del mito, pero soy un ser humano como cualquiera. Por el hecho de haber ganado algunas batallas futbolísticas o por defender a la gente como quiero defenderla, no me creo un mito. Pero ¡les agradezco! ¿Sabés qué pasa? Que acá, para los argentinos, si morís, sos un fenómeno, ¡pero no les voy a dar el gusto! ¡No me tengo que morir para ganar un consenso general! Nooo, ¿para qué?El año 2000 se partía casi exactamente por el medio y, en La Habana, Diego Armando Maradona se recuperaba de la primera de las tres grandes crisis de salud que sufriría a lo largo de la década.Poco después, festejó su cumpleaños en la cabaña del centro La Pradera y acuñó, aparte de aquella reflexión sobre la vida y la muerte, otra de sus frases célebres: "Cumplo 40, pero valen por 70" , confesó, consciente de que, para muchos, en el...

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