De la mano de la convicción y de la figura silenciosa

Boca lo soñaba, más allá de las tareas individuales. De tal o cual. Del chico que tiene la noche de gloria o la estrella de rock devenida en futbolista para cumplir su sueño. Boca era mucho más que eso. Era su historia y su orgullo. Era la vuelta de la Copa Libertadores a la Bombonera. Era la ratificación del sueño que había empezado en Chile. Y Boca lo hizo, más allá de toda la decoración que envolvió el partido con Montevideo Wanderers, un equipo humilde, pero que supo cómo complicarlo. Boca salió adelante con la cabeza, con los goles de Komar, el chico que esperaba un partido a lo grande, y de Osvaldo, el grande que tenía la ilusión de un chico. Y Boca lo hizo, además, por la gran tarea de Lodeiro, que llegó sin tanto cartel y que, con un puñado de minutos, se volvió una pieza dorada.

Boca cambió en 2015. A la actitud de siempre le insufló el instinto ofensivo de Arruabarrena. Desde los nombres y las posiciones. Todo en busca de la vieja obsesión: la Copa Libertadores, el brillante trofeo que es el sueño azul y oro. Hacía rato que no se vivía un ambiente así por la Ribera, con toda la mística de Caminito por los costados de la cancha. Era el debut como local. No se podía fallar. Y no se falló.

Boca marcó nítidas diferencias desde el empuje, desde los intentos individuales bien acoplados en la red colectiva. A partir de entonces generó muchas situaciones alrededor del arco de Montevideo Wanderers. Solo fue cuestión de concretarlas ante un conjunto que le opuso una férrea oposición, sin más argumentos que la marca pegajosa y los largos pelotazos. El desarrollo se abrió con la pegada de Lodeiro, tras un tiro libre desde la derecha, en el que Komar, que reemplazó a Burdisso, lesionado, cabeceó a la red. Una llave imaginaria se dibujó en la palma derecha de Boca, pero no...

Lo malo de los xeneizes es que todavía no encuentran un equilibrio. De lo contrario no podrán explicarse los contratiempos defensivos. Montevideo Wanderers sacó del medio y empató en la jugada siguiente. Se quedó la defensa frente un ataque franco de Riolfo, y dudó Orion, al que la pelota le pasó entre las piernas. El mundo pareció...

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