Los que manipulan el 'mensaje de las urnas'

Cada vez que te encuentres del lado de la mayoría, es tiempo de hacer una pausa y reflexionar", recomendaba Mark Twain. La boutade alude a un cierto escepticismo filosófico que siempre es sano adoptar frente a la avalancha de lugares comunes y certezas absolutas del colectivo, y aunque Twain -un contracíclico por naturaleza- no pretendía descalificar la voluntad popular, sí criticaba la unanimidad en las corrientes de opinión pública. Esos climas súbitos y coincidentes, que suelen desatar la lectura unidireccional del voto y la superstición de lo nuevo, vienen habitualmente plagados de malentendidos peligrosos y de modas oportunistas.El triunfo atronador del kirchnerismo en las primarias ha creado, por ejemplo, el supuesto de que "heladera mata cuadernos", un concepto que es aplicable a la opción del mal menor en el cuarto oscuro, pero que deconstruido como doctrina general lleva a minimizar cualquier valor democrático que no sea la prosperidad de momento. Una cosa es que millones de ciudadanos hayan votado contra la mishiadura y otra muy distinta es que todos ellos consideren irrelevantes la lucha contra la corrupción, las batallas contra el narco y los barrabravas, las obras públicas o incluso el respeto a las reglas institucionales y la apertura al mundo. No confundir pan rallado con aserrín.La lógica de que solo es importante la macroeconomía, siendo que esta resulta esencial para cualquier país y que viene aquí desesperadamente maltrecha, propicia una especie de relajamiento acerca de otros asuntos graves que empiezan a suceder y que no merecen escándalo ni repudio. Si el Watergate hubiese acontecido en la Argentina, Woodward y Bernstein estarían ahora mismo desahuciados y Nixon viviría su apoteótico resurgir. Aquí se habla de lawfare (guerra jurídica), que en el diccionario cristinista y papal significa "persecución con el Código Penal a blancas palomitas; invención periodística y leguleya de pruebas para convertir a nuestros honestos militantes progres en corruptos de nota". Porque atención: el lawfare se aplica invariablemente contra los propios; cuando caen en desgracia los "enemigos" se trata simplemente de justicia justa, justicia legítima. Es dable imaginar que bajo el cuarto gobierno kirchnerista habrá una serie de remedios para diluir en el aire la megacorrupción de Estado más vergonzosa de la historia moderna. No habrá un indulto oficial para los "presos políticos", pero se irá revisando cada uno de los expedientes, se...

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