Al mando de Cáritas, una empresa y un desafío personal

Desde su visión de que naturalmente no debería existir contradicción entre la actividad de una compañía privada y la lucha por reducir la pobreza y la desigualdad social, sostiene que frente a la percepción de algunos de que ambas cosas se oponen o no se vinculan, es necesario insistir en la necesidad de que todo liderazgo se ejerza con una mirada global de la realidad. Y, en particular en el caso del directivo empresario, desde el entendimiento de que la forma en que le vaya a la sociedad o a parte de ella, afecta los negocios.

Quien así entiende las cosas es Horacio Cristiani, presidente de Gas Natural Fenosa, que hace poco comenzó su segundo período de tres años como director nacional de Cáritas Argentina, la organización de la Iglesia Católica dedicada a la ayuda social, que cuenta con 32.000 voluntarios (entre ellos, Cristiani, ya que su cargo no es rentado).

El llamado que en su momento le hizo el presidente de Cáritas, monseñor Oscar Ojea, tiene que ver con una necesidad que sienten las instituciones de profesionalizar la gestión. La experiencia al frente de una empresa venía bien. Pero el directivo aclara: "Eso fue importante, pero acá siempre se hace todo sin perder el espíritu; llevamos ayuda en diferentes áreas pero con la mística propia que da la fe en Cristo".

Para asumir la responsabilidad en Cáritas, el directivo renunció a uno de los dos puestos que tenía en la firma de gas, el de gerente general. Y conservó el de presidente.

"Una organización como Cáritas trabaja para y con el pobre y no sólo en el tema de la alimentación, sino también en los de vivienda, educación, adicciones", enumera.

Entre las líneas de trabajo institucional está la de economía social y solidaria, que presta apoyo a microemprendimientos, ofrece talleres de oficios y financia proyectos con bancos comunitarios. Hay también un programa de autoconstrucción de viviendas y varios espacios de trabajo que promueven la inclusión en el sistema educativo.

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