La maldita inflación

De acuerdo con las estimaciones de consultoras privadas, este mes experimentará http://buscar.lanacion.com.ar/tags/Inflaci%C3%B3n%20y%20preciosque se ubicará entre el 3 y el 4 por ciento y constituirá un récord. Pese a eso, y a que llevamos siete años de un indetenible proceso inflacionario, fogoneado por un incesante crecimiento del gasto público financiado con emisión monetaria, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner se empeña en seguir desconociendo la existencia de este fenómeno. Más aún, resulta increíble que ninguno de sus funcionarios se atreva a llamar a la inflación por su nombre.Las piruetas dialécticas del jefe de Gabinete, , y del ministro de Economía, Axel Kicillof, para evitar la temida palabra "inflación" constituyen una muestra más del "relato" oficial. Las absurdas afirmaciones de los funcionarios están generando cada vez mayor irritación en una ciudadanía devastada por una sostenida suba de precios que tiende a acelerarse en los últimos tiempos. Cuando la inflación pulveriza el bolsillo de todos, y especialmente de los sectores más necesitados, se debe exigir al menos respeto de las autoridades por el sufrimiento ajeno y cierta dosis de comprensión. Muy por el contrario, el oficialismo incurre en ninguneos al electorado y provocaciones verbales que potencian el descontento.Transitó ese camino el ex secretario de Comercio y lo transitan tantos otros, cuando sostienen que no hay inflación, refiriéndose a la situación de un solo producto o manipulando las variables. Lo mismo sucedió con el senador Aníbal Fernández cuando afirmó: "La inflación no existe en la Argentina, pongamos las cosas en su lugar". Aunque el valor de la palabra del ex jefe de Gabinete carece ya de un mínimo de credibilidad, sus "tecnicismos" continúan echando combustible a un volcán de necesidades insatisfechas.La otra pata de la mentira oficial la conforma el Indec, a través de sus ya recurrentes manipulaciones estadísticas, que sólo logran aumentar el malhumor de los consumidores en cada visita al supermercado o al almacén. La destrucción de aquella otrora prestigiosa institución ha dejado al país sin información estadística confiable que permita priorizar necesidades y fijar políticas públicas. Ello genera lógica desconfianza en la Argentina e interrogantes en todo el mundo. Nos aleja de los organismos de crédito, ahuyenta las inversiones, dificulta el intercambio con los demás países y nos aísla en forma inexorable. Asimismo, la Argentina compra un grave...

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