La maldición de los presidentes acecha al gobierno de Alberto Fernández

Cristina Kirchner saluda a Mauricio Macri, el 10 de dicembre de 2019, cuando Alberto Fernández asumió con Presidente de la Argentina

Solo un milagro matemático de engranajes infinitos podría sacar al Frente de Todos del lugar al que lo condena una planilla de cálculo. Cuando todavía faltan dos años para que termine su mandato, Alberto Fernández se conduce a entregar un país encogido a quien lo suceda. Es la maldición de los presidentes que pesa desde 2011: Cristina Kirchner le dejó a Mauricio Macri una economía que casi no había crecido y el expresidente profundizó esa dirección en el pase a Fernández.

La misma suerte acecha ahora a la Casa Rosada. Alberto Fernández dejará en 2023 un país 0,9% más grande que el de diciembre de 2019, según diversos cálculos. Pero las décimas se esconden cuando se calcula el ingreso por persona .

Los números son curiosos y desesperantes. El kirchnerismo perdió el gobierno en 2015 cuando su modelo daba señales claras de agotamiento. La derrota llegó, paradójicamente, en el mejor año de los últimos siete. El hecho de que haya sido el mejor, no quiere decir que resultara bueno.

De estreno. Alberto Fernández y la precandidata a diputada Victoria Tolosa Paz hacen campaña prometiendo "salir" y la vuelta de los días "felices". Los pronósticos de la economía no justifican esa premonición.

El fracaso de los últimos presidentes es una tragedia. Se nota en todos los indicadores importantes. El salario es peor y la pobreza, mayor. El desempleo tiende a aumentar, al igual que la inflación.

El macrismo parecía respetar a los fantasmas a los que se enfrentaba. Mario Quintana, uno de los hombres más influyentes de la gestión anterior hasta que abandonó el gobierno, solía apaciguar la ansiedad de quienes cuestionaban el escaso crecimiento del país en 2017 con un contraataque: antes que crecer mucho, decía, esperemos hacerlo seguido.

Hay una bondad estadística de la cual la Argentina no se ha beneficiado : crecer 1% cada año durante una década es más beneficioso que crecer 10% el primer año y nada en los otros nueve.

El economista Robert Lukas, uno de los más destacados en el siglo pasado, mostró con contundencia la conveniencia de la estabilidad. Quintana, Macri y los radicales lo sabían -alguna vez Martín Lousteau puso esa cuenta de ejemplo-, pero no lo lograron.

El kirchnerismo, en cambio, parece ignorar las cuentas, la estadística y el crecimiento. Más aún cuando hace campaña. El primer spot del Frente de Todos para estas...

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