Malas noticias para la fantasía reeleccionista

El orden en el que Cristina Kirchner ha venido operando en los últimos años ha sufrido, en sólo treinta días, modificaciones estructurales. Muchas de ellas se registraron fuera del país, pero determinan la vida pública doméstica. Frente a algunos de estos cambios, el Gobierno ha desatado una furia escandalosa. Sobre otros no se pronuncia. Ni siquiera se sabe si los registra. Sería mejor que lo hiciera, porque la escena en la que deberá moverse desde ahora no será, en aspectos relevantes, la habitual.La respuesta del kirchnerismo a la Corte Suprema por haber declarado la inconstitucionalidad de la reforma al Consejo de la Magistratura comenzó siendo retórica. La Presidenta recurrió al argumento fascistoide, según el cual los jueces que no acatan la voluntad popular, que se expresa a través de ella y del Congreso, se levantan contra la democracia. Y ayer Aníbal Fernández atribuyó el revés a que "la Corte es opositora". De modo que cada vez que falle a favor del oficialismo habrá que sospechar que es "adicta".No es tan infrecuente que los líderes políticos se enojen con el máximo tribunal de su país. En 1937, Franklin D. Roosevelt mantuvo una polémica ardiente con la corte norteamericana, igual que Barack Obama en enero de 2010. En cambio, es muy poco común que la relación entre poderes del Estado se regule con medidas de acción directa. El presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, denunció anteayer ante sus pares que, apenas se supo del enojo de la señora de Kirchner, la AFIP abrió una investigación sobre su familia. Ricardo Echegaray, el director de ese organismo, negó ayer a través de Télam que hubiera un expediente. Lorenzetti creyó ver una extorsión y, a la luz de ciertos antecedentes, resulta verosímil: cuando el Gobierno pretendía que la Corte cancelara la cautelar que ampara a Clarín de la ley de medios, Hebe de Bonafini amenazó con ventilar información inconveniente sobre los jueces. Ningún miembro del Gabinete condenó el chantaje. Tampoco lo hizo cuando Bonafini acusó a los magistrados de ser "turros que reciben plata a cambio de sentencias".En diciembre pasado, la ciudad amaneció empapelada con la tapa de la revista XXIII, del ultraoficialista Sergio Szpolski, con la cara de Lorenzetti acompañada de alusiones desdorosas. Hace diez días, el juez Juan Carlos Maqueda fue agredido por alguien que se identificó como militante de La Cámpora. Son marcas de estilo. Episodios que ayudan a interpretar qué pretenden las autoridades cuando se proponen...

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