Maduro debe de estar sonriendo en el Palacio de Miraflores

Cuando empezó este año, no eran pocos los que creían que Nicolás Maduro tenía las horas contadas. La situación económica en Venezuela era insostenible, buena parte del mundo no reconocía la legitimidad de su mandato y se había formado un sólido bloque de países americanos dispuestos a presionar y a reconocer a Juan Guaidó como presidente.El dramatismo en Venezuela alcanzó su pico a mediados de abril, cuando Guaidó llamó a un levantamiento militar y la amenaza de una guerra civil parecía real. Otra vez volvían los vaticinios de las horas contadas de Maduro. Pero el chavismo recuperó el control y a partir de entonces otros países empezaron a disputarle el protagonismo como mayor foco de tensión regional.Los incendios en la Amazonia pusieron en una situación incómoda a Jair Bolsonaro con la comunidad internacional; parte de las FARC retomaron las armas en Colombia; la Argentina volvió a caer en el abismo económico; en Perú, Martín Vizcarra disolvió el Congreso, y las últimas semanas estuvieron marcadas por estallidos sociales en Ecuador, Chile y Bolivia.En algún momento los historiadores se pondrán de acuerdo en cómo definir este período turbulento y confuso que atraviesa América Latina, que hasta ahora parecía moverse en conjunto: las dictaduras militares, el regreso de democracias bajo el Consenso de Washington, la consolidación de los modelos populares de izquierda apoyados en el boom de las commodities y lo que hasta hace poco parecía ser un giro hacia la centroderecha.Ya no está tan claro hacia dónde va la región, afectada por la desaceleración económica de la última década. En este clima de turbulencias inesperadas, Maduro debe de estar sonriendo en el Palacio de Miraflores. La presión internacional que enfrentaba a principios de año ahora se diluye.En primer lugar, porque ahora los líderes de la región están demasiado ocupados con el caos que enfrentan en sus propios países como para poner a Venezuela en su agenda de prioridades. Tomemos el caso del presidente chileno, Sebastián Piñera. El empresario se había puesto como objetivo en este segundo mandato consolidarse como un líder regional, algo...

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