Macri, del nerviosismo inicial a un veloz regreso a la rutina

Isidro "Chiro" Escalante, del equipo de producción audiovisual, filmaba los movimientos con su teléfono celular y los transmitía en directo vía Facebook. Pero al presidente Mauricio Macri poco le importaba el alarde tecnológico: eran casi las once de la mañana y dentro de la camioneta que lo dejaría a las puertas del Congreso lo único que le interesaba era repasar por enésima vez el discurso en el que descargaría artillería pesada sobre la gestión kirchnerista.

Con inusual corbata oscura, y esta vez sin la compañía de su esposa, Juliana Awada, y su hija Antonia ("era otro ámbito", justificaron cerca suyo), , sin eludir que a representantes del kirchnerismo poco les gustarían sus repetidas y directas alusiones la "herencia recibida".

Se fue aliviado y contento por las decenas de mensajes de texto en los que le "agradecían" el tono y el contenido del discurso, que motivó momentos de enojo, silbidos y gritos por parte de los diputados del Frente para la Victoria, a los que no ignoró salvo en un tramo puntual.

El discurso, y las referencias al , fueron motivo de cambios hasta la misma mañana de ayer. Los borradores iban y venían desde los ministerios. El de Hacienda, que encabeza Alfonso Prat-Gay, envió nuevos datos que incluían el reciente acuerdo con los holdouts. Luego del "último ok" del jefe de Gabinete, Marcos Peña, Macri tuvo en sus manos el discurso de inauguración de las sesiones del Congreso. Atrás habían quedado llamados como el del consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba, que insistió con la "inutilidad" de hablar de la gestión de Cristina Kirchner, y el de los radicales Mario Negri y Ángel Rozas, que le insistieron a Macri lo contrario. "Le ganamos al ecuatoriano", bromeó Negri luego del discurso presidencial.

El recorrido desde la Casa Rosada hasta el Congreso fue breve y sin diálogo con la custodia y el chofer. Luego de saludar a la gente agolpada frente a la entrada de la avenida Entre Ríos, el Presidente ingresó al Parlamento con rostro serio. Junto a la vicepresidenta, Gabriela Michetti, y el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, miró con atención el ejemplar de la Constitución y firmó los libros de visitas de ambas Cámaras. Se guardó unos segundos para esas firmas, y agregó alguna frase en el de la Cámara alta que nadie pudo adivinar.

Ya ubicado, cinco minutos antes de lo previsto y luego de una breve introducción, Macri dedicó más de veinte a fustigar al gobierno anterior. Y levantó el tono al hablar de la...

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