Macri lanza su gran apuesta para atraer inversiones

. Para él y su gabinete, es el acontecimiento del año. La razón es obvia. La visión oficial del país se basa en que es imposible seguir asentando la economía sobre el consumo. Esa tendencia llegó a su última frontera: se agotaron los recursos energéticos, la producción de carne tuvo una caída notoria, las reservas monetarias colapsaron y la inflación se estabilizó en un nivel sólo superado por Venezuela. La principal es ubicar en el centro al inversor.

No es el único motivo de la algarabía del Gobierno. La mayor parte de los funcionarios proviene del campo empresarial. No sólo en el nivel más visible. Todos los días la administración suma a . Por eso, el entorno de Macri puede encontrar en una reunión multitudinaria de inversores la misma excitación que los radicales obtendrían en una convención constituyente o el kirchnerismo en una cumbre bolivariana contra el imperialismo. El foro que se desarrollará en estas 48 horas será para el gabinete un paraíso. Ya habrá tiempo para el desasosiego: el viernes están citadas las audiencias públicas para discutir la tarifa del gas. La otra cara de la belleza.

El Gobierno pensó este seminario como una forma de aprovechar uno de sus principales activos políticos: el atractivo del país para la comunidad de negocios.

En el capitalismo de estos días no sobran historias que entusiasmen. La Unión Europea quedó herida tras el Brexit. España intenta desde diciembre darse un gobierno, en vano. En Italia asciende el movimiento Cinco Estrellas, del mismo modo que en Francia prospera la extrema derecha. Son distintos nombres del repliegue nacionalista y proteccionista que en Estados Unidos representa el incombustible Donald Trump.

América latina no brinda un El régimen de Nicolás Maduro no muere, aunque siga desangrándose. Los mercados celebran que en Brasil se fue Dilma Rousseff. Pero no terminan de saber si Michel Temer podrá hacer el ajuste en el que naufragó su antecesora. En Colombia se espera que el debilitado Juan Manuel Santos gane el plebiscito del acuerdo con las FARC. Pero la implementación de esa paz plantea un mar de dudas. Hasta en Chile, que siempre fue la tierra prometida, aparecieron sombras: Michelle Bachelet sigue en un piso de popularidad del que no logra levantarse.

Contra este horizonte, el pasaje de un monopolio de poder con rasgos autoritarios a una experiencia pluralista, y de una economía cerrada a otra más competitiva, es una de las pocas historias agradables que . Es la transición que...

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