Macri y el Fondo, oportunismos y convicciones

El gobierno de Cuba acaba de reconocer el "papel del mercado" en la economía después de casi 60 años de fracasos económicos. En mayo de 2016, México amplió a 88.000 millones de dólares un crédito flexible que tenía del Fondo Monetario por 66.000 millones. Ese crédito está aún vigente. Ningún mexicano le atribuye al Fondo, que se sepa al menos, la culpa por los muchos y graves problemas que atraviesa su país. Si bien se mira, cierta retórica argentina es vieja comparada hasta con Cuba. Los argentinos son, además, los únicos que exculpan a sus dirigentes, convencidos de que una conspiración internacional (con el FMI incluido, desde ya) boicotea el destino manifiesto del país. Esas pasiones atávicas son cultivadas por el cristinismo, la izquierda y un sector del peronismo que recobró la esperanza de volver al poder el año próximo. Sin embargo, es conveniente preguntarse si el festival de protestas de las últimas horas por la presencia en el país de la directora del FMI, Christine Lagarde, corresponde a la convicción o al oportunismo político.Mauricio Macri se resistió a recurrir al Fondo hasta que se quedó sin crédito externo. Los préstamos del mercado financiero internacional le habían permitido hasta entonces el gradualismo para ir resolviendo el desastre de las cuentas públicas que heredó. Una mezcla de cambios en la economía internacional (el factor Donald Trump), de componentes climáticos negativos (la devastadora sequía) y también –cómo no– de errores propios, convirtió en más vulnerable al Gobierno y, encima, lo dejó sin la cobertura del crédito externo. Cuando existe un déficit tan grande del Estado, hay solo tres maneras de resolverlo: una severa contracción del gasto público, el crédito para financiar políticas más moderadas de ajuste o la emisión descontrolada de dinero sin respaldo, que termina siempre en procesos hiperinflacionarios. Macri decidió romper el tabú kirchnerista sobre el Fondo para reemplazar la falta de crédito de los mercados; la alternativa que tenía era una durísima política de achicamiento de los gastos del Estado. El crédito del Fondo es, por lo demás, el más barato que el país puede conseguir (4,5 por ciento de tasa anual).La historia no es coherente con el escándalo opositor de estos días, salvo la parte que le toca a la izquierda. Desde 1957 hasta 2006, durante 49 años, el país tuvo acuerdos con el Fondo Monetario. Los firmaron gobiernos peronistas, radicales y militares. El último acuerdo fue una renovación...

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