Macri, casi un debut y despedida

Parece que Macri todavía no se enteró de que en el país empezó una nueva era. La era que comenzó con Cristina. Qué es eso de hablar 30 minutos. Los discursos ante una Asamblea Legislativa tienen que durar horas. Cuatro, cinco. Ella, y antes Chávez y antes Fidel, enseñó que hablar es hacer, que el primer instrumento de trabajo de un líder es el micrófono. Anteayer, esa rica tradición voló por los aires. No nos habló un Presidente. Habló un CEO. Más que un discurso parecía un tuit. Andá sumando caracteres, Mauricio, o la diferencia va a ser brutal. No me extrañaría que manifestaciones populares ganen las calles del país para reclamar un inmediato regreso a la mística de la palabra.

Qué es eso de leer. La señora pasaba horas y días preparando sus mensajes, y después los decía, los actuaba, los lloraba, y sus auditorios, cual serpientes encantadas, no asistían a un discurso, sino a un trance sobrenatural. Este ingeniero que apenas una exigua mayoría de los argentinos se ha dado como presidente no entiende nada de magia, de épica. Le escriben un par de carillas y él va y las lee, y seguramente se enteró de qué iba la cosa mientras leía. No soporto esa frialdad de administrador contable. Nos habla de "un equipo". Añoro a ella, que salía a la cancha a jugar sola. "Se puede, se puede", repite el contador. Sí, claro, podrías ser más visceral, más sanguíneo. Podrías entusiasmarte y entusiasmarnos. Convocanos a una gesta, levantá la voz, enojate, prometé una revolución, denunciá conspiraciones. Esto no es Sevel, Mauricio. Es el país. Rompé las hojas que te pusieron enfrente, que son una planilla de Excel. Más Biblia y calefón y menos memoria y balance.

Qué es eso de mencionar en el discurso a cada uno de los candidatos a presidente. Ya les ganaste. Si perdieron, fueron. A los vencidos, ni justicia. Qué poco has aprendido de la señora. ¿Diálogo, consenso? No estás encarnando el tipo de liderazgo que nos gusta a los argentinos. Te eligieron para que mandes, no para que converses. Sólo conversá con tu troika. A ver: quién es tu Zannini, tu Máximo. Quién está pensando en el relato. Si vos tenés menos carisma que un semáforo, quién va a llamar a la epopeya. Qué agencia de empleos va a reemplazar a La Cámpora. Qué escribidores con sueños de buenos cargos y buenos sueldos serán tu Carta Abierta. Qué tipo que te deteste estará dispuesto a una conversión como la de Víctor Hugo. Qué reconocido intelectual hará las veces de Aníbal.

Qué es eso de convocar a la...

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