A más de 40 horas de la explosión, buscan a 11 desaparecidos en Rosario

ROSARIO.- Sentados en el cordón del bulevar Oroño, Ángel, Pedro y Mario tienen la mirada perdida. Algo los inquieta sobre la calle Salta. No quieren ser efusivos, prefieren mantener la calma, pero tienen esperanzas de que su amigo Maximiliano Fornarese, de 34 años, los sorprenda caminando por allí. Como ellos, los familiares de otros 10 desaparecidos desean lo mismo. Algunos son más fuertes; otros no pueden ocultar su desolación.La explosión en el edificio ubicado en pleno centro de Rosario por un escape de gas provocó la muerte de 10 personas y más de 60 heridos, mientras otras 11 aún son buscadas. También se buscan responsables. El juez que entiende en la causa, Juan Carlos Curto, tomó anoche declaración indagatoria a los dos gasistas que ese mismo día trabajaron en el cambio de un regulador. Uno de ellos, Carlos Osvaldo García, habría huido del edificio apenas notó la magnitud de la emanación de gas que derivó en la explosión. "El gasista se subió a la chata y se fue, se ve que se asustó", afirmó el encargado del edificio, que gravó la situación del operario (de lo que se informa por separado).El bulevar Oroño, una de las calles emblemáticas de esta ciudad, se transformó en estos últimos dos días en el lugar que cobija a decenas de desesperados familiares y amigos de las víctimas de la explosión. A metros de ellos, rescatistas asistidos por perros y sonares continúan con la remoción de los escombros manteniendo la esperanza de encontrar a alguien con vida.La espera por esos seres queridos se convirtió en una angustia interminable. Divididos en grupos, los familiares transitan por los distintos centros de salud a la espera de una buena noticia. Apenas ocurrido el trágico hecho, Mario Drovetta se dirigió de inmediato al Hospital Provincial del Centenario para buscar a su mejor amigo. Caminaba de un lado a otro atento a su teléfono celular. De repente, una noticia lo preocupó: habían encontrado el vehículo de Maximiliano en la puerta del edificio destruido. Ayer, más tranquilo, pasaba las tediosas horas acompañado por Ángel y Pedro, otros dos buenos amigos. Los cuatro jóvenes se criaron juntos en la localidad de Maciel, a 60 kilómetros de Rosario."Es un muy buen tipo", repetían sus amigos. A pocos metros de allí está la vivienda derrumbada de Maximiliano, que vivía en el 1° C y que les había contado, una semana atrás, que no podía bañarse en su casa porque tenían que hacer arreglos en el servicio de gas. "Tenemos esperanzas de que pueda estar con vida en...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR