Luis Aragonés: el hombre que le enseñó a España a ganar

MADRID.- Luis Aragonés tenía rasgos de antihéroe. Feo, cascarrabias, terco; un hombre que escondía la sonrisa y que en cualquier discusión siempre gritaba último. Pero España lo recordará como uno de los grandes mitos de su historia deportiva. Un luchador infatigable, un militante del esfuerzo, el ganador que aprendía a fuerza de perder.La noticia de su muerte por leucemia a los 75 años enlutó ayer a un país entero que lo idolatra desde la noche de 2008, en la que, como director técnico de la selección española de fútbol, obtuvo la Eurocopa, el título que rompió 44 años de sequía y abrió una racha gloriosa: Mundial 2010, Euro 2012, sin él en el banco, pero con la misma receta de juego exquisito.Lo lloraron en los estadios y las grandes estrellas lo despidieron con honores. Iker Casillas, Cesc Fàbregas, Xabi Alonso, David Villa y una lista interminable de figuras hicieron fila para elogiar al hombre que cambió el destino del fútbol español.Aragonés se retiró poco después de ese triunfo continental, cuando la prensa lo llamaba cariñosamente "El Abuelo" o "El sabio de Hortaleza", enterradas ya las infinitas polémicas y broncas acumuladas en 35 años de carrera.Aragonés era el "Zapatones", un mediocampista que calzaba 46 y que brilló en el Atlético de Madrid. Es el máximo goleador del club, con 173 a lo largo de 10 años en los que celebró tres ligas.No era un crack nato. Le costó años llegar a primera: salió de Getafe y lo compró Real Madrid, pero nunca le dio lugar. Jugó a préstamo en clubes segundones hasta que llegó a "su" Aleti en 1964, con 26 años. Sus compañeros recuerdan que se pasaba noches enteras pateando al arco vacío, mejorando su fuerte: los tiros libres.Llegó a sentirse infalible. Basta ver el gol que le convirtió al Bayern Munich en la final de la Champions League de 1974. Aragonés -patilludo, desgarbado- patea una falta a colocar desde la izquierda y apenas la pelota pasa la barrera él levanta los brazos para festejar.Esa noche, en Bruselas, se quedó a un segundo de la hazaña. El Bayern de Beckenbauer, Maier y Müller consiguió un empate agónico con el zapatazo de un tal Schwarzenbeck. Se jugó una revancha a los dos días y los alemanes vapulearon al Atlético, que hasta hoy sueña con ese trofeo inalcanzable.En la temporada siguiente el club se desligó en la fecha 10 de su DT, "El Toto" Lorenzo, y le ofreció el cargo a Aragonés. De un día para otro, colgó los botines y se puso el buzo. Al poco tiempo logró la Copa Intercontinental. Resulta que el...

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