Luciano Guyot: 'Estar en la cárcel es lo peor que te puede pasar'

Esquiva, sorprendente, brutal, la vida de es propia de una trama de ficción. Miembro de una tradicional familia de San Isidro, estudiaba en colegios privados y jugaba al rugby en el CASI. Hasta que un día, cuando tenía 13 años, empezó a juntarse con un grupo de chicos que vivían entre la marginalidad, la droga y la delincuencia. Poco después, ya era de la banda.Alternaba amigos del colegio San Isidro Labrador, del club y de una villa; estudiante y deportista de día, habitué de submundos por la noche. Varias veces fue detenido. La última, a los 24 años, tras un robo a mano armada en un departamento. Lo condenaron a siete años de prisión.En 2016, cuando fue trasladado de un penal de Campana a la Unidad 48, de San Martín, se sumó a Los Espartanos, el movimiento que promueve la práctica de rugby en las cárceles como escuela de valores e instrumento de transformación personal. Su vida pegó un nuevo giro. Se convenció de la necesidad de cambiar.Lucho Guyot tiene hoy 32 años y hace algo más de dos meses salió en libertad. Se fue a vivir a la casa de su novia, Yolanda, empleada doméstica, en Moreno. Allí, en una casa pequeña a la que le faltan pisos y revoques, recibió a LA NACION. Habló de lo que significa para él estar libre y de las penurias de siete años entre rejas. "La cárcel es lo peor que te puede pasar".-¿Cómo fue salir después de tantos años?-Uh, fuerte. La noche anterior fue terrible. Me desperté 20 veces. Me levanté a las 7, apenas abrieron el candado de la celda. Me lavé la cara, los dientes, tomé unos mates. Después empezaron a aparecer otros chicos, que obviamente sabían que era mi último día. Gran charla. Y cuando ya me estaba yendo, a eso de las 11, me despidieron con gritos, abrazos, golpeando las puertas. Ahí lloré.-¿Quién te esperaba afuera?-Yuli [Yolanda], mi novia.-¿Ella sola? ¿No estaban tus padres, tus hermanos?-Querían ir, pero yo había decidido que me fuera a buscar ella. Fue la que más me bancó estos últimos años. Me la presentó otro interno y siempre me venía a visitar, me traía comida. El abrazo que nos dimos cuando salí fue lo mejor que me pasó.-¿En ese momento te prometiste algo así como "juro que acá no vuelvo nunca más"?-Lo primero que dije fue: "Gracias, Dios". Tenía mucho para agradecer: salí sano, salí entero.-¿Adónde fueron con Yolanda?-A la casa de mi viejo, en San Isidro. El reencuentro fue muy lindo, muy zarpado. Estaban también mis dos hermanos varones [tiene otras dos hermanas] y la novia de mi viejo. Me...

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