La lucha contra la esclavitud sexual

Tal vez haya pocos delitos de tan dolorosas y devastadoras consecuencias como el de la desaparición de niñas, adolescentes y jóvenes secuestradas para forzarlas a integrar redes de prostitución.Al mismo tiempo, pocos delitos hay en la Argentina que encuentren, como éste, tan escasa voluntad por parte de las autoridades para su eficaz combate, más allá de lo meramente declamativo y de medidas que, al carecer del genuino apoyo de parte de la justicia federal y algunas fuerzas policiales, se vuelven inútiles, pues hablamos de un delito aberrante que, como bien se ha señalado, pertenece al crimen organizado.El juicio que tiene lugar en Tucumán por la desaparición, en 2002, de María de los Angeles (Marita) Verón, en el que se juzga a un policía y a doce encargados de prostíbulos y remiserías de La Rioja y Tucumán, permite apreciar la hondura de este drama y la incansable lucha de una mujer para que la sociedad tome conciencia. Ayer declaró allí Susana Trimarco, madre de Marita Verón, y denunció la existencia de mafias dedicadas a la trata en Tucumán y vinculadas con la política. Y anteayer, una de las imputadas reveló que fue prostituida a los 16 años y permaneció cautiva en los mismos prostíbulos en los que estuvo Verón.La semana pasada se cumplieron siete meses de la desaparición de María Cash y, entre otros casos similares que aparecen en el sitio de Internet de la Fundación María de los Angeles por la Lucha Contra la trata de Personas, que dirige la madre de Marita Verón, se mencionan, por ejemplo, los de Sofía Herrera, desaparecida en 2008, Florencia Pennachi (2005) y Fernanda Aguirre (2004).Los dolorosos avatares que vivió y aún vive Federico Cash, padre de María, en la búsqueda de su hija, ilustran la complejidad del problema y la urgente necesidad de encararlo en profundidad. Cash ha señalado que una de las principales trabas radica en la falta de centralización de las investigaciones. A su hija, desaparecida mientras se trasladaba en ómnibus al Noroeste, la habrían visto en diferentes provincias, con lo cual en cada una de ellas se abrió una investigación policial y judicial, sin conexión ni intercambios de información entre sí.A ello hay que agregar la lentitud para citar a testigos y tomarles declaraciones, cuando es sabido que en las redes de prostitución es muy común el rápido traslado de las jóvenes secuestradas de una provincia a otra para eludir los controles. En el caso de Cash tampoco se habría puesto...

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