Crónica inacción en la lucha contra el lavado de dinero

Debido a las graves y reiteradas deficiencias que presenta nuestro país a lo largo de esta última década en la lucha contra el lavado de dinero, el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) resolvió en su última reunión, realizada en París, mantener a la Argentina dentro de la denominada "lista gris" del organismo. En esa nómina se encuentran, precisamente, aquellas naciones que deben realizar urgentes y fundamentales modificaciones en sus controles del lavado de activos.Por desgracia, los únicos esfuerzos que realiza el Gobierno en la materia son aquellos dirigidos a tratar de disimular constantemente las malas calificaciones del GAFI y a utilizar a la Unidad de Información Financiera (UIF) para perseguir a quienes señala como enemigos políticos, en vez de sumarse a los países que avanzan en la materia.Esta situación permite sospechar, con fundamento, que la verdadera intención del oficialismo es no luchar contra el lavado. Se trata de una clara política que se prolonga a lo largo de los años pese a los serios llamados de atención del GAFI. No es una causalidad.La vinculación del lavado con el narcotráfico es innegable y es un síntoma de una guerra mucho más amplia que crece día tras día, como puede verse, por ejemplo, en Rosario y en tantas villas de emergencia, porque no se toma conciencia de la magnitud del problema.En 2010 nuestro gobierno recibió dos duros golpes. Por un lado, mereció un contundente ultimátum del GAFI por la no adopción de medidas y, por el otro, Washington decidió negarle información sensible sobre operaciones financieras ante la sospecha de que el Gobierno empleaba los datos para sus propios fines políticos. Las autoridades de la UIF, órgano que debería luchar contra el blanqueo de activos, habían solicitado a su similar estadounidense, la red de Combate de Crímenes Financieros (FinCen, por sus siglas en inglés), datos confidenciales sobre el candidato opositor Francisco de Narváez que luego fueron filtrados a la prensa argentina para intentar perjudicar su candidatura. Por eso, la FinCen puso fin a su colaboración con nuestro gobierno.Convertida en instrumento de persecución política, la UIF, habitualmente lenta y complaciente con los Reportes de Operaciones Sospechosas (ROS), se mostró, en cambio, sumamente veloz para intentar perjudicar a altos ejecutivos del Grupo Clarín, al tiempo que propiciaba la partida de sus mejores especialistas y acogía a jóvenes inexpertos de La Cámpora.La UIF se encuentra a cargo de José...

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