La lucha contra la corrupción, único contrato social posible

Las declaraciones del excontador de la familia Kirchner Víctor Manzanares, que trascendieron en el marco de la causa judicial derivada de los cuadernos de las coimas del chofer Oscar Centeno, conmueven e indignan. Reflejan la desfachatez y la sensación de impunidad con que actuaron el matrimonio Kirchner y sus colaboradores para enriquecerse patrimonialmente y lavar dinero obtenido mediante un sistema de recaudación ilegal.El contador, aceptado como imputado colaborador por el juez Claudio Bonadio, hizo directa referencia a la expresidenta Cristina Kirchner, dio a entender que esta tenía conocimiento del dinero que manejaba el secretario de su esposo, Daniel Muñoz, y explicó la forma en que creció el patrimonio de la familia presidencial, brindando detalles de los alquileres de hoteles de los Kirchner a empresas que eran concesionarias del Estado en obras públicas.Entre sus más sorprendentes afirmaciones, Manzanares destacó que cuando Néstor Kirchner falleció, en 2010, Muñoz fue el último en llegar a El Calafate y que "llevaba consigo las llaves de los tesoros, que eran los lugares donde se guardaba dinero". Manifestó también que cuando falleció Muñoz, la expresidenta dijo: "Menos mal que se murió", en el sentido de que parte de sus secretos habrían quedado a resguardo.También se refirió a operaciones dirigidas a lavar dinero. Entre ellas, la creación de "una usina para lavar dinero, aprovechando la legislación de Tierra del Fuego", a través de un restaurante y de una cadena de farmacias, adquiridos con dinero que Muñoz llevaba a Santa Cruz y que era producto de las coimas recaudadas.Ante la enorme cantidad de elementos que dan cuenta de una matriz de corrupción que terminaba en los bolsillos de altos funcionarios públicos, con la complicidad de numerosos empresarios que aportaban coimas financiadas con sobreprecios en obras públicas que terminaba pagando la ciudadanía, llama la atención que algunos dirigentes comiencen a abogar por amnistías para los procesados.Ni la pacificación de los espíritus ni la superación de la llamada grieta se lograrán amnistiando a los representantes de un gobierno de ladrones y a sus cómplices del sector privado.Lejos de generar un clima favorable a las inversiones, cualquier decisión política de esa naturaleza resultará incompatible con las condiciones que la Argentina requiere para el crecimiento económico. La auténtica grieta no se resolverá con la...

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