La lucha contra la corrupción necesita señales claras

Falta de tiempo, agendas cargadas y la fuerte presión por la proximidad de los comicios fueron algunos de los argumentos que dieron allegados a los seis candidatos presidenciales para no expedirse, antes del domingo de elecciones, sobre el Acuerdo Social Anticorrupción, que recibieron de parte de un grupo de organizaciones no gubernamentales, representantes de sectores académicos y especialistas de variadas procedencias.Desde ya que y no solo esos dirigentes, sino los representantes de los tres poderes del Estado, las autoridades electas, los sindicatos, los empresarios y demás actores de la sociedad civil. El acuerdo no ha perdido vigencia. Por el contrario. Resulta imperioso encarar un trabajo serio, profundo y duradero para intentar desterrar la corrupción, que de manera tan brutal afecta tanto al Estado como a la propia democracia.Se trata de un trabajo de largo plazo. Entre los puntos sobre los cuales hace hincapié el citado convenio figuran la necesidad de una nueva ley de ética pública, con organismos de contralor que sean autónomos, que no dependan de ninguno de los poderes del Estado; la obligatoriedad de información de las declaraciones juradas de funcionarios y la ampliación de los datos que en ellas consten; la regulación de los conflictos de intereses; un nuevo sistema de compras y contrataciones públicas; transparencia en los mercados y flujos financieros; mejoras procesales para la persecución de la corrupción como, por ejemplo, armonizar esos delitos de manera coherente y proporcional con el resto de las figuras tipificadas en el Código Penal y rever la prescripción de algunos de ellos; la sanción de un Código de Ética Judicial y la reforma del sistema de inteligencia nacional.Dicho acuerdo es impulsado, entre otros, por la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), el Centro de Investigación y Prevención de la Criminalidad Económica (Cipce), Poder Ciudadano y Directorio Legislativo. Esas entidades muestran desasosiego ante la falta de interés de los principales dirigentes, pero están decididas a redoblar sus esfuerzos para que el tema no solo siga en agenda, sino que la lucha contra la corrupción se transforme en una política de Estado.Hace pocos días, Delia Ferreira Rubio, presidenta de Transparencia Internacional, la ONG más influyente a nivel mundial en temas de transparencia, a quienes serán sus funcionarios para que la lucha contra la corrupción sea uno de los ejes del nuevo gobierno."Lo importante [sobre...

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