La lucha 'asimétrica' por el poder

Cuando arreciaba la lucha por el poder en la Europa del siglo XVI y la guerra entre Francia y España parecía inminente, el rey de España Carlos V procuró aliviar la tensión con el rey Francisco I de Francia mediante la siguiente ironía: "Pero si mi primo Francisco y yo pensamos lo mismo: ¡los dos queremos Milán!" Si Francisco y Carlos pensaban lo mismo, ¿por qué se iban a pelear? Precisamente porque pensaban lo mismo, entendiéndose aquí que "pensar" equivalía a "desear". Cuando dos partidos o dos poderosos personajes desean exactamente lo mismo y con igual empeño, ¿qué otra salida les queda sino luchar por aquello que desean? De alguna manera, se han puesto de acuerdo: a resultas de su "acuerdo" sólo uno de ellos prevalecerá, porque el poder no se comparte.Este ejemplo histórico presume cierta "simetría" entre los bandos en pugna: son dos fuerzas equivalentes, cuyas intenciones son exactamente iguales. ¿Cómo analizar, empero, aquellas situaciones asimétricas en las cuales, si bien hay lucha, ella no se da de una manera tan "prolija" como la que venimos de rescatar de los anales de la historia? La lucha por el poder que hoy se desarrolla en la Argentina, ¿de qué clase es? ¿Simétrica o asimétrica?Analicemos los bandos en pugna. Del lado del Gobierno, hay por lo pronto una "unidad de mando", en manos de Cristina. Esto pudo ser distinto si Néstor no hubiera muerto, ya que hasta su muerte prevaleció otra fórmula de poder que fue la llamada "alternancia conyugal" entre Néstor y Cristina, hasta que el destino le puso fin en octubre de 2010. Se podría suponer, aún, que a la muerte de Néstor la idea de una Argentina "republicana" recobraría fuerza en lugar de la Argentina "monárquica", dinástica, que encarnaban el presidente y su mujer. Mientras Néstor vivió, nuestro sistema de poder era en realidad una diarquía conyugal , destinada a renovarse cada cuatro años. Pero esta otra idea de un país que volvería a ser republicano a la muerte de Néstor no ha hecho otra cosa que debilitarse, mientras que el poder de Cristina sobre su partido y sobre el Estado ha crecido de manera incesante. Hoy domina el Congreso de una manera absoluta, es Presidenta hasta 2015 y no ha dado ningún signo de que su inclinación por el poder vaya a amainar. Lo que tenemos en la Argentina de hoy, al contrario de una república , es su opuesto, el Unicato , con el poder totalmente concentrado en la Presidenta. Un Unicato cuyo avance ya se cierne, incluso, sobre el Poder Judicial.La...

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