De Löw a Martino, más que un título

"No, no..., no, no… No." Cinco veces lo repitió. Hizo algunos silencios, como revolviendo si podía ofrecer otra respuesta…, pero no. El modelo alemán era imposible de aplicar en la Argentina, concluía Gerardo Martino. "Hay cuestiones para las que nosotros no estamos dispuestos. Hay que tener mucha grandeza para llevar ese proyecto adelante. Tendrían que desaparecer todos los egos, los intereses… ¿Acá? No", aceptaba el entrenador que acababa de asumir en el seleccionado argentino.

Tras el derrumbe en la Eurocopa 2004 con Rudi Völler como técnico, el 1° de agosto de ese año la Deutscher Fussball-Bund apostó por un cambio profundo. Llegó Klinsmann a la conducción de la selección y le ofreció a Joachim Löw que fuera su ayudante de campo. El 12 de julio de 2006, después de que Klinsmann resolviera no renovar su contrato, Löw heredó el cargo. Por entonces, la Mannschaft sólo arrastraba frustraciones: había quedo tercera en la Copa de las Confederaciones 2005 y en el Mundial 2006. Y ambos disgustos como anfitrión. Pero a nadie se le ocurrió torcer el rumbo…, pese a que llegarían nuevas decepciones. Porque en la Eurocopa 2008 cayó en la final, en el Mundial 2010 debió conformarse otra vez con el tercer puesto y en la Eurocopa 2012 volvió a quedar tercera. ¿Dudas? Jamás. La tolerancia al fracaso fue vital en el proceso. Y Alemania no ganaba nada desde la Euro de 1996 o, más atrás aún, desde Italia 90.

En Brasil 2014 llegó la consagración, una consecuencia natural. Pero vale recordar que a Löw, antes de viajar a Río, le extendieron el contrato hasta 2016. La incertidumbre nunca resultó un problema para los germanos. Alemania fue un ejemplo de identidad colectiva y convocatorias repetidas. Un plan que se abrazó a la consistencia. Desde aquella Copa de las Confederaciones de 2005 hasta la tarde del Maracaná, tres apellidos estuvieron siempre: Schweinsteiger, Podolski y Mertesacker. A partir del Mundial 2006 se sumaron pilares como Lahm y Klose. Una proyección articulada fue renovando a Lehmann, Ballack, Frings, Neuville, Metzelder, Friedrich..., y sembrando a Neur, Kroos, Müller, Özil, Khedira, Jerome Boateng, Götze, Reus, Schürle, Hummels…

Si el análisis se posa en la Argentina, en el mismo ciclo (2005-2015), la distorsión es...

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