Estará en LollaPalooza: un diagnóstico impensado la llevó a crear un emprendimiento de terapia herbal

LollaPallooza: Andrea Coria Seoane, fundadora de Aromarossa, un emprendimiento dedicado a la terapia herbal que estará presente en el festival por cuarto año consecutivo

La historia de Andrea Coria Seoane (54) es un culto a la resiliencia y a las ganas de vivir. Corría el año 2011 cuando un impensado diagnóstico la sacudió por completo: tenía cáncer de mama. Sin embargo, esta dura realidad que le tocaba atravesar no la detuvo. Por el contrario, la aprovechó para frenar, replantearse su camino y fundar su emprendimiento que este fin de semana se presentará por cuarto año consecutivo en el festival de música LollaPalooza. Para la emprendedora su historia se resume en una frase del físico Albert Einstein: "´Podés encontrar la oportunidad en el medio de la dificultad´", dice.

Diseñadora textil, profesora de inglés y madre de dos hijos: Lucas de 21 años y Bautista de 18, su vida profesional siempre estuvo regida por una agenda agitada y demandante: a los 22 años empezó a trabajar en cosmética y nunca más paró. Según cuenta, se trataba de un nicho que siempre la atrajo y le generó curiosidad debido a su pasión por las fragancias, las flores y las texturas.

Pero fue recién a los 28 años que quedó seleccionada en una reconocida empresa multinacional dedicada a la cosmética selectiva: fabricación de cremas, maquillaje y perfumes. Allí dio sus primeros pasos como ejecutiva de cuentas y producto. Con el tiempo, hizo carrera y pasó por importantes puestos con múltiples responsabilidades y viajes: estuvo a cargo del área de capacitación del personal de distintos mercados donde la marca tenía presencia alrededor del mundo. Más adelante, tuvo a su cargo los programas de entrenamiento de países del cono sur: Colombia, Brasil, Uruguay y Paraguay.

En 2001 cuando la firma abandonó la Argentina se autopostuló como Trainer free lance y fue aceptada como la primera consultora externa de la compañía. Una posición que ejerció durante cuatro años y que luego dejó para dedicarle más tiempo a su familia y a la crianza de sus hijos que en ese momento eran chiquitos. "Por suerte decidí hacer ese cambio y ponerle un freno a mi vida corporativa, porque cuando años más tarde me descubrieron la enfermedad, no me hubiera perdonado no estar al lado de los chicos mientras crecían", confiesa Coria.

Ser diagnosticada con cáncer la ayudó a Coria a replantearse el rumbo de su vida y disfrutar el presente

Superar un estigma

Hacía seis años que Coria le había puesto punto final al...

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