Lolita antes de Lolita

Asimple vista no es más que una travesura, una modesta prueba de coraje con vistas a ganarse la simpatía de un grupo de colegialas más o menos revoltosas, el salvoconducto que le permitirá ser finalmente aceptada en esa cofradía. Sally debe robar un libro. Nadie sospechará de ella, una niña de 11 años de ojos candorosos en los que todavía no se han insinuado siquiera la malicia ni el deseo. La vida es en apariencia sencilla en el pequeño pueblo de Nueva Jersey. Es 1948. Dentro de la tienda, Sally toma distraídamente un libro, se asegura de que nadie la está observando y lo guarda en su bolso. Cuando está a punto de escabullirse, siente la mano firme de un desconocido sobre su brazo de tez blanquísima:-Soy agente del FBI -dice el hombre desde lo alto. Es guapo, de una belleza seca, tosca. Debajo del ala del sombrero centellean ojos acerados de un azul grisáceo. Una cicatriz profunda atraviesa una de sus mejillas, el cuello de la camisa disimula apenas otro tajo en la garganta. No tiene el aspecto de un agente federal, pero la niña confía en su palabra, amedrentada por el tono áspero aunque controlado. Se dirige a la niña con una severidad contenida.-Estás detenida -miente. Sally se echa a llorar. Su vida está a punto de cambiar para siempre.Se llama Frank La Salle. La mirada es de codicia. Ha visto en el cuerpo inocente de la niña la presa con la que sueñan los hombres oscuros y los perversos. El fuego del deseo empieza a arder en sus entrañas. Es una niña afortunada, escucha Sally entre lágrimas, ha tenido suerte de no caer en manos de otro agente que no hubiera dudado en confinarla en un reformatorio. De manera que si acepta que se vean cada tanto, puede irse. Sally se va, pero vencida por el miedo y la vergüenza no le cuenta a nadie lo sucedido.Al día siguiente, mientras se dirige a la escuela, ve al hombre de mirada metálica caminando hacia ella. Ella debe acompañarlo -el tono de voz es esta vez ligeramente más áspero, la firmeza que media entre la persuasión y una orden- si quiere que las cosas no se tornen más complicadas. Frank La Salle hace una llamada. Al otro lado de la línea, la madre de la niña confía en que quien le habla es el padre de una amiga de su hija, que las llevará a pasar algunos días en la costa. Durante algunas semanas, Sally se comunicará con su madre, pero las llamadas -y la ocasional...

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