La logística narco se acomoda al reparto ilegal de celulares, cigarrillos y ropa

Las bandas de narcomenudeo se adaptaron rápido al período de aislamiento social iniciado a mediados de marzo pasado. De los puntos fijos de venta en barrios, los llamados quioscos o búnkeres de drogas, pasaron a una dinámica distribución minorista de las sustancias a los consumidores. Sin embargo, las fuerzas de seguridad observan una menor circulación de cocaína y marihuana en las rutas. Estiman los agentes antidrogas que los clanes locales disponen de un stock suficiente para abastecer el mercado, por lo que . De todas maneras, esa solidificada cadena logística narco no permanece inactiva. Al igual que los comerciantes legales, los traficantes se acomodaron a la nueva realidad y aportan hoy su estructura al contrabando de otras mercaderías que los usuarios no encuentran en los habituales puntos de venta.Celulares de alta gama, cigarrillos y ropa ocupan ahora los escondites diseñados para el traslado de drogas. No se trata de un cambio de rubro de las bandas criminales que se encargan del reparto minorista de estupefacientes, sino de otra demostración práctica de la inexistencia de un cartel local que pueda controlar todos los eslabones del comercio narco. Los grupos que dominan el sistema de transporte de marihuana y cocaína entienden que ahora el negocio pasa por otro lado.La semana pasada quedó expuesta esa relación entre el incremento del contrabando de otros productos y la utilización de la logística narco. La Prefectura tenía un dato sobre la zona del río Paraná, cercana a la localidad correntina de Ita Ibate, donde llegaría un cargamento de drogas. Con visores nocturnos y cámaras térmicas observaron los prefectos el desembarco del material en una pequeña isla. Al acercarse la patrulla, se encontró la droga: solo 40 kilos de marihuana; el resto del cargamento estaba compuesto por cigarrillos.Algo similar visualizaron los gendarmes este mes en Misiones, cuando frenaron el paso de un camión que transportaba maderas. Se trata de un habitual escondite de marihuana, pero la carga oculta esta vez era de cigarrillos. Entre abril y parte de mayo estuvo paralizada la industria del tabaco y los fumadores -más de 5.400.000 personas, según los datos de la Sedronar- sintieron la ausencia de ese producto en los quioscos de las zonas urbanas.. Desde el inicio de la etapa de aislamiento social fueron decomisados más de 300.000 atados de cigarrillos, En ese corto lapso fue incautado el 60 por ciento del total de tabaco ilegal secuestrado en todo...

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