La lógica delirante del líder paranoico

El presidente ruso, Vladimir Putin, durante un acto público en marzo

Áyax, protagonista de la tragedia de Sófocles del mismo nombre, es considerado el guerrero más importante de la guerra de Troya después de Aquiles. Tenía una sola obsesión: ser reconocido como el más fuerte. Pero a su brazo no lo movía el corazón, sino su mente. Agitada por pensamientos mascullados en soledad, su mente se dejaba guiar por las sospechas. "Quien vive en medio de la desconfianza no vive entre hombres, sino entre adversarios. Y el único deber en relación con los adversarios es vencerlos", escribe el psicoanalista italiano Luigi Zoja en su libro Paranoia. La locura que hace historia , un impresionante estudio sobre los líderes que, incapaces de mirar en su interior, carentes de sensibilidad moral, atribuyen todos los males a los demás con una lógica perversa revestida de racionalidad, que tiene sin embargo un enorme poder de contagio social: la patología individual del líder paranoico se vuelve colectiva cuando, desbocada, es capaz de estimular la paranoia latente de la gente común .

La primera frase del libro hace justicia a la tragedia griega, pero tiene una actualidad inquietante: "Cuando se inicia el drama, lo irreparable ya ha sucedido". Esto vale para cualquier latitud, incluida la nuestra. Volví al libro de Zoja tras leer la nota de Luisa Corradini, publicada ayer en este diario, en la que autorizados expertos analizan el aislamiento de Vladimir Putin , aparentemente envuelto en una "burbuja de paranoia" que se habría intensificado antes de lanzar su invasión a Ucrania.

La locura de Áyax, dice Zoja, es la de la soledad y la sospecha, que no tanto descubre enemigos como los inventa. Hipocondríaco, con miedo a las enfermedades infecciosas, Putin vivió los años de pandemia recluido en sus apartamentos privados del Kremlin o en alguna de sus lujosas residencias de las afueras, en las que recibía solo a sus colaboradores más cercanos. En ese estado de aislamiento pergeñó la invasión a Ucrania , a la que imaginó, en su mente afiebrada, casi como un paseo en el que sus ejércitos liberarían al país vecino del mal (el régimen "nazi" de Volodimir Zelensky ). La realidad resultó ser otra. A poco más de un mes, sus fuerzas perdieron unos 15.000 hombres y en varios frentes no consiguen avanzar ante la heroica resistencia del ejército y los voluntarios ucranianos. "Por temor a padecer un ataque de ira, ninguno de sus consejeros se atrevía a confesarle la verdad", dice...

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