La locura del fútbol

Finales, encuentros decisivos, primeras jornadas, torneos oficiales, amistosos de barrio, solteros contra casados. La locura que azota a nuestra sociedad suele invadir el fútbol. Un deporte que desata pasiones y, en los últimos años, violencia y muerte. Hasta en los sitios más recónditos. Un hincha fue asesinado de un balazo en la cabeza mientras se jugaba la final de la Liga Mendocina de Futsal entre Poliguay de Guaymallén y Municipalidad de San Martín, luego de un enfrentamiento en el que participaron barras de Independiente Rivadavia y Atlético Argentino.La víctima fue identificada como Gustavo Pelegrina, de 29 años, quien murió al recibir un balazo en la cabeza cuando intentaba escapar de una violenta pelea entre los barras en el gimnasio de Poliguay, de Guaymallén. Además, un pequeño de siete años sufrió la quebradura de una pierna en medio del desbande de simpatizantes, que generó el choque entre las barras de Independiente Rivadavia, que actúa en la primera B Nacional, y Atlético Argentino, un club de la Liga mendocina. Hasta anoche, no se había producido ninguna detención pese a la gravedad del episodio.El crimen se produjo en medio de un enfrentamiento entre barras de Independiente Rivadavia, que estaban en el lugar con bombos y banderas, y de Atlético Argentino, que entraron al gimnasio con el partido ya empezado y con la aparente intención de robar los estandartes de la hinchada del club más popular. Pelegrina es jugador de futsal en el club San Martín de Porres y fue al estadio de Poliguay de Guaymallén para ver la final del campeonato, a la que concurrieron alrededor de 2000 personas.Hubo más precisiones: cerca de la medianoche del jueves pasado, llegaron 15 motos con barras de Atlético Argentino; se bajaron con armas de fuego y entraron en el polideportivo. La barra buscaba los bombos de la Lepra, que utilizaba la hinchada de Poliguay. En medio de la trifulca, que comenzó inmediatamente, se oyeron varios disparos: uno de ellos impactó en la cabeza de Pelegrina, quien cayó desplomado. La víctima iba a jugar el partido por el tercer puesto ante Valle Mendocino, que al final no se presentó. Los jugadores de Porres se quedaron para ver la final.Minutos antes, volaron sillas y pedradas. Todos intentaron salir a las corridas, en medio del estupor general. No había, lógicamente, hinchas de fútbol tradicionales. Muchas familias no quisieron perderse el partido decisivo. Y no hubo, misteriosamente, un solo efectivo de seguridad.El fiscal que quedó a...

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