Cómo se llevaron la plata de todos y todas

Cada día que pasa se entiende mejor la obsesión de Cristina Kirchner por edificar el relato durante su presidencia: lo que había que ocultar era pornografía explícita, eso que hacían con la plata de todos y de todas mientras proclamaban el advenimiento de la justicia y la igualdad. ¿Y qué hacían? Muy simple: se la llevaban. En fajos, en ladrillos, en cápsulas. En pesos, en dólares, en euros. En bolsos, en camionetas, en aviones. Se la llevaban de forma sistemática, metódica, mecánica, aprovechando cualquier ducto que les permitiera vaciar las arcas del Estado. No hay una sola ruta del dinero K. Hay muchas. Pero todas conducen al mismo sitio.

Esta semana, en una seguidilla abrumadora, los argentinos hicimos un viaje por el interior de los dos ductos mayores. Salvo los jueces, que siguen buscando pruebas, ya sabíamos que esos canales en donde se ocultaba la podredumbre existían, porque estaban a la vista. Pero otra cosa es visitarlos por dentro en plena actividad, llegar al interior de uno de ellos y observar, como quien espía por el ojo de la cerradura, el pecado que se quería ocultar en el momento exacto en el que se lo consuma.

No había pasión o desasosiego en aquellos muchachos. Rápidos, eficaces, pulcros, encaraban la tarea con reconcentrado profesionalismo. Eran soldados ejerciendo una rutina. Un ejemplo de laboriosidad para la juventud, lástima que no manipulaban peras o manzanas, sino billetes ajenos. "Físico", como le gusta decir a Fariña, a quien se lo extrañó en esa coreografía del latrocinio. Otro ausente fue Báez padre. Pero, se sabe, desde hace rato lo suyo son los vinos.

Lo de Cristóbal López es más sofisticado. Simplemente, no pagaba los impuestos. Lázaro podría haberse quejado: dinero que no entraba al Estado era dinero que no podía sacar él mediante su propio ducto. Pero López y Báez tiraban para el mismo lado. Compartían patrón y no eran competencia. Además, ahí decidía Echegaray, entonces jefe de la AFIP (¡y hoy auditor general de la Nación!), que sabía que todos los caminos llevan a Roma y estaba obligado a elegir el más corto. ¿Para qué exigir esa plata, si ya estaba donde debía estar? Puede que en otras cosas el gobierno de los Kirchner haya sido torpe, pero en estos asuntos, que constituían su razón de ser, era muy eficiente. A los pelagatos Echegaray los perseguía y los ponía cabeza abajo, para cobrarles hasta la moneda perdida en el fondo del bolsillo.

En el caso de López, lo pornográfico es el monto y, también, la...

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