Llevar la carga

Hay que tener ese porte. Esa manera de andar erguida, ese llevar la carga. Una mujer empuja una carretilla en dirección al horno de ladrillos que se adivina allí nomás, hacia la derecha. La escoltan -cientos de ellas- las piezas ya logradas. Bajo el impulso de su cuerpo marcha la materia prima que, en breve, sumará unidades a la compacta y geométrica muralla que la circunda.Si hay oficios duros, uno de ellos es el de la fabricación artesanal de ladrillos. Bien lo debe saber ella, mal que le pese a su talante magnífico. Y a ese modo de estar como ausente del polvo, del hastío, de un...

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