'Llegué a contar más de cien bombas en un solo día'

"Esta semana fue terrible. Llegué a contar más de cien bombas en un solo día... Imagínese lo que es vivir en una ciudad donde un día como el miércoles hubo 20 horas de bombardeos sin parar", relató desde Aleppo el cura católico tucumano David Fernández, del Instituto del Verbo Encarnado.

Las comunicaciones con Siria, inmersa en una guerra civil que ya lleva más de cinco años, son sumamente difíciles. Pero luego de coordinar la llamada durante varios días, la voz del padre David finalmente se oye entrecortada del otro lado de la línea.

"Los bombardeos se ensañan especialmente contra las poblaciones vulnerables. Por eso esta semana atacaron el hospital maternal Al-Quds, donde murieron unas 50 personas, la mayoría embarazadas y bebes recién nacidos. Lo que los rebeldes están buscando es doblegar al gobierno con estos golpes", dijo el sacerdote.

Aleppo, la ciudad más grande de Siria después de Damasco, donde viven cinco millones de personas, fue antes de la guerra la capital económica del país. Por eso los grupos islamistas del Frente al-Nusra (ligado a Al-Qaeda), Estado Islámico (EI) y el Ejército Libre (EL) luchan por ese botín, que aún está en su mayor parte bajo control del gobierno del presidente sirio, Bashar al-Assad.

"Por ahora las tropas del gobierno mantienen abierta la única ruta que ingresa a la ciudad. Así es como nos llegan las provisiones de alimentos y medicinas. Pero hay semanas enteras que está todo bloqueado y entonces empieza la lucha por la supervivencia", explica.

En 2009, cuando aún no había estallado la guerra, el sacerdote argentino, que entonces tenía 41 años, llegó a Siria para acompañar temporalmente a otro cura argentino que estaba misionando en ese país. Luego se desató la guerra y, con ella, la catástrofe humanitaria. El padre David comprendió entonces que Dios tenía pensado para él algo más que una estadía temporaria en Aleppo.

Las dos casas del instituto, que están a metros de la principal universidad de la ciudad, sirven de alojamiento a unos 40 jóvenes de ambos sexos, que son del interior del país y llegaron a Aleppo para estudiar. Pero con la guerra esas casas se convirtieron también en refugio de numerosas familias que se quedaron sin vivienda.

El estado anímico de esos refugiados es gravísimo. "Esta semana nos trajimos una familia cuya vivienda había sido destruida por un misil y no querían salir de la habitación en la que habían quedado encerrados. El traslado hasta acá fue además muy peligroso, porque en...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR