Llegó al Obelisco el topless, la bandera de la lucha por los derechos de la mujer

Fue una convocatoria para pedir la descosificación de los pechos y de las mujeres. Para reclamar la soberanía corporal. Ése fue el grito que ayer llevó a que más de 600 mujeres al pie del Obelisco a sacarse los corpiños y exigir con un "tetazo", junto con otros cientos de ellas en distintos puntos del país, la igualdad de derechos entre los sexos.

El origen de la protesta fue el apoyo a las tres mujeres de Necochea a las que hace diez días la policía les impidió hacer topless. Pero en estos días el reclamo creció como una bola de nieve, alimentado por las muchas situaciones en las que las mujeres se sienten en desigualdad de condiciones: la violencia machista, los femicidios, el acoso sexual y laboral... la larga lista que hizo que la convocatoria de ayer fuera amplia y variada. Que reuniera a mujeres piqueteras, feministas, a militantes de izquierda, a activistas lesbianas y a mujeres cuyo exclusivo reclamo era poder tomar sol sin marcas y sin ser acosadas ni obligadas a vestirse.

Pero no sólo concurrieron las mujeres que de alguna manera se sintieron identificadas con el reclamo. Cientos de curiosos y mirones coparon la Plaza de la República con cámaras y teléfonos celulares, incluso antes de las 17, cuando apenas había dos manifestantes que se habían sacado el corpiño.

"Que se convoque a un «tetazo» y lo que más vengan sean hombres a mirar los pechos de las mujeres es muy fuerte. Habla mucho de nosotros como sociedad", aseguró Grace Brounosti Piquet, de 33 años, una de las primeras mujeres en liberar sus pechos frente al Obelisco.

"Te puedo asegurar que las miradas de los tipos son muy pesadas. Lo peor es que así como nosotras sentimos que estamos defendiendo un derecho ellos sienten que defienden su derecho de mirar. De mirarnos como si no hubiera una persona detrás de estos pechos. Esa mirada es la misma que reproduce el estereotipo de la violencia machista que les hace creer a los hombres que tienen derechos por sobre las mujeres", dijo enojada Ailín Pola, diseñadora de 29 años.

Pasadas las 17, y cuando todavía eran pocas las que habían desenfundado sus pechos, frente a la tribuna de mirones, algunas empezaron a pensar una estrategia. Como Olivia, Pilar y Victoria, todas de 15 años, que vinieron de Merlo y no se animaban. "Ya fue, chicas. Lo hacemos todas juntas, a la cuenta de tres. Uno, dos, tres", contó una de ellas, y todas se sacaron el corpiño.

Entonces, las diez mujeres que estaban con el torso desnudo empezaron a organizarse...

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