Llegó el día en que el productor se libró de la revancha

Sólo fueron 90 días de una relativa paz con el campo contra 4290 días de enfrentamiento continuo, desde que el 12 de marzo del 2008 la Mesa de Enlace lanzó el primer paro contra Cristina Kirchner. Finaliza una etapa que no tuvo precedentes en el país ni en el resto del planeta, simplemente porque los gobernantes no suelen pelearse y maltratar al sector más competitivo de su economía.

Recién este jueves, mientras Mauricio Macri acomodaba su banda presidencial, los productores se pudieron sacar el estigma que los acompañó durante estos años: ser los enemigos del gobierno K.

Quedará para otro tiempo tratar de entender por qué no sucedió mucho antes cuando cualquier lógica indicaba que era una relación en la que ganaban las dos partes. Fue, como se sabe, un "pierde-pierde". Con la mejor oportunidad de los últimos 100 años, del 2003 al 2015 el volumen físico exportado de materias primas y manufacturas de origen agropecuario creció menos de 2% anual y el valor de exportaciones pérdidas llegó a 150.000 millones de dólares, según lo calculado por Juan Llach. Esto significó la pérdida de mercados en casi todas las actividades. Un regalo que agradecen nuestros competidores, como los ganaderos y frigoríficos uruguayos o paraguayos. Proyectos productivos que en otra situación hubieran prosperado, fueron clausurados. Otros se encuentran en la cuerda floja a la espera de una oportunidad.

Este jueves también se levantó la sospecha que portaban los productores y que estaba directamente relacionada con su tamaño. Cuanto más grande, más sospechoso. Su correlato fueron los actos de vandalismo como la rotura de silos bolsas en los campos, o la prohibición de obtener crédito en el Banco Nación para los que tenían soja almacenada o la infinidad de controles de la AFIP, las agencias de recaudación provincial y el Minagri. Sin olvidar que la carga tributaria al sector, en especial el agrícola, se mantuvo arriba del 50% sobre el promedio del resto de las actividades económicas. Y como para dejar bien en claro que todas estas acciones tenían una razón de ser, Cristina Kirchner descerrajaba críticas y ahorraba elogios en sus mensajes. La modernidad, el conocimiento, los ejemplos a seguir y el agregado de valor estaban siempre en cualquier otra actividad, nunca en las que desarrollaba el campo.

Obligado por el calendario, el enfrentamiento entre el campo y el gobierno K llegó a su fin y trajo un evidente cambio de clima. Aacrea, por medio de una encuesta realizada...

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