Llegó a Bs. As. con $500 y una anécdota sobre Harry Potter la ayudó a triunfar

Evelina y su sueño hecho realidad.

"Siempre recordá a la autora de Harry Potter. Cuando uno persigue un sueño, tiene que dejar de lado la mediocridad", le dijo una tarde un cliente mientras pagaba la campera que había comprado. Evelina Susena (39) había recorrido un largo camino hasta llegar exactamente donde se encontraba en ese momento : un local de ropa de cuero en la conocida calle Murillo, de la ciudad de Buenos Aires.

Había conocido la capital del país a sus 18 años. Oriunda de la localidad de Lobos, cabecera del partido homónimo de la provincia de Buenos Aires, siempre sintió que su futuro estaría ligado a la ciudad de Buenos Aires y que allí encontraría las oportunidades que tanto buscaba. "Era todo una aventura porque, a diferencia de lo que le pasaba a cualquier chica de clase media de mi entorno, mis padres no podían sostener la renta de un departamento. Y en mi adolescencia sentía que el tiempo pasaba volando mientras mi ilusión de asentarme en la ciudad de Buenos Aires se desvanecía . Por eso, mientras terminaba mis estudios secundarios, trabajé como mesera y con los $500 que había juntado a modo de ahorro , vine a la capital. Si bien tuve apoyo de mi familia, también estaban los que pensaban que mi decisión era un delirio, que no me iba a animar y que cuando se me terminara la plata me iba a tener que volver".

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Perseguir un sueño

Sin embargo, el destino tenía otros planes para Evelina que nada tenían que ver con lo que aquellos pesimistas habían pronosticado. Bolso en mano, cuando finalmente llegó a su destino, se quedó contemplando la Plaza del Congreso -delimitada por las avenidas Entre Ríos, Rivadavia, Hipólito Yrigoyen y la calle Virrey Cevallos-. Su sueño acababa de comenzar. Tomó un taxi que la dejó justo debajo del puente de la Avenida Juan B. Justo y caminó hasta la casa de la familia amiga donde la esperaban. "Era la tardecita y, ya llegada al lugar, tomé unos mates y les conté todo de mi cuidad natal. Aunque no es lejos, la cultura de la gente de campo es totalmente diferente a la de la gran ciudad. Imprimí una pila de Cvs y a la mañana siguiente me levanté temprano para repartir los currículums y conseguir trabajo".

Repartió más de 80 hojas de vida esa mañana. ¡Alguna oportunidad surgiría! Y así sucedió. Fue en aquel local de ropa de cuero de la calle Murillo donde hizo una amplia experiencia en ventas. "No era fácil, la venta hacía mi sueldo cada mes con la comisión y tuve que aprender a hablar con los...

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