Cómo llega la selección al objetivo de la etapa final

COLONIA.- Con el objetivo de mínima en el bolsillo, la Argentina se marcha a Montevideo, donde se jugará el hexagonal final. En la capital uruguaya una nueva aventura empezará, desde el lunes, para los mejores del Sudamericano Sub 20, que ofrece como recompensa cuatro lugares para la Copa del Mundo de Nueva Zelanda y una plaza y media para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, de 2016. En el estadio Centenario y en el Parque Central, frente a algunos rivales conocidos y otros que enseñaron tener un nivel superior a los que integraron el Grupo A, los juveniles tendrán que revalidar su potencial y corregir errores. Ya no habrá espacio para los titubeos ni las pruebas; cada paso equivocado significará alejarse de la meta, y la Argentina tiene la obligación de volver a sentarse en la mesa de los grandes, algo que no sucedió en los últimos tiempos, en los que las desventuras y las frustraciones marcaron la agenda.

Las mayores virtudes de la selección fueron el poder de fuego, el desequilibrio de las individualidades y aceptar que siempre tiene que ser protagonista. Con eso le alcanzó con holgura para sacar diferencias frente a rivales muy inferiores, algunos con demasiadas fragilidades defensivas y falta de conceptos básicos, lo que le facilitó la tarea a la Argentina y enseñó que el campeonato no muestra la jerarquía de otras épocas. Con ráfagas, los juveniles golearon a Ecuador (5-2), Perú (6-2) y Bolivia (3-0); con Simeone como abanderado del gol -no tiene reemplazante; Contreras hasta ahora desaprovechó los minutos que tuvo- y algunos momentos de brillantez futbolística de Correa, Martínez, Suárez y Driussi, el equipo enciende la ilusión en ataque.

El 3-0 sobre Bolivia puso de manifiesto que hay titulares y suplentes. Vega, Suárez -la figura-, Espinoza y Casasola tomaron el encuentro como la oportunidad de demostrar que son figuritas de recambio de las que Humberto Grondona puede echar mano; Compagnucci, después del correctivo que le impuso el DT, tras el cotejo con Paraguay, modificó su comportamiento. Jugó en lugar de pelear, dejó de enredarse en cada roce. Así, desde su combatividad bien entendida se convierte en un elemento fundamental para el esquema, donde la intensidad manda.

Pero la selección tiene otro costado, el más vulnerable. Es un equipo al que le gusta atacar en velocidad, con poca elaboración de juego. En ninguna de las presentaciones lo colectivo superó el desequilibrio que dan las individualidades. La caída con Paraguay...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR