El llamado de la montaña

"Escapar de la locura de la ciudad. Ver atardeceres y paisajes que sólo se ven en la montaña. Compartir una experiencia que empuja al cuerpo y a la mente al límite con personas de distintos lugares del mundo. Si bien son diferentes las causas que llevan a cada persona a tratar de hacer cumbre en una montaña como el Aconcagua, en todos los casos es una experiencia que modifica las cosas que para cada uno son importantes en la vida", afirma el guía de montaña Enrique Clausen, de 34 años. Habla por teléfono desde el centro de esquí Los Penitentes, en Mendoza, mientras prepara la expedición en la que acompañará a un grupo de montañistas en la ascensión al techo de América.Con la llegada de temperaturas más amables, comenzará en pocos días la temporada más atractiva para hacer montañismo en el hemisferio sur. Se espera que, en las últimas semanas de la primavera y durante el verano, sólo el Parque Provincial Aconcagua recibirá a unas 4200 personas.Llegar a su cima, a 6960 metros sobre el nivel del mar, es una tarea que exige tiempo, dinero y un esfuerzo físico enorme. Y, sin embargo, cada vez son más las personas que aceptan el desafío de subir a ésta y otras alturas, así como los riesgos que la actividad conlleva, en busca de una experiencia épica en la que el ser humano disfruta de la naturaleza, pero al mismo tiempo pelea contra los obstáculos que ésta le presenta."El montañismo es hermoso, porque combina la actividad física con la naturaleza. Me gusta todo: disfruto tanto de estar en la carpa como del viaje, la vista, el agotamiento y el llegar a la cumbre, que es increíble. Y me gusta porque me ofrece desafíos y al enfrentar esos desafíos me siento más segura de mí y también de lo que quiero en otros aspectos de la vida", cuenta María Belén Atchabahian, profesora nacional de educación física de 28 años, que, junto a su novio, entrena para realizar la ascensión en enero al cerro Vallecitos, en Mendoza.Las imágenes con las que se vuelve de la montaña son tan inolvidables como personales. "Cuando llegué a la cima del Everest, la impresión que tenía era que arriba no había nada, nada más que azul, y abajo el mundo. Si estiraba la mano, lo siguiente que podría haber tocado era otro mundo", afirma por su parte, Leo McLean, de 53 años, responsable comercial de ESPN para América latina, y único montañista aficionado de esa región que hizo las siete cumbres continentales (Everest, Aconcagua, Elbrus, Vinson, Kilimanjaro, McKinley y Carstensz).Los caminos que llevan...

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