La literatura oral: Legado en el patrimonio cultural de las naciones

AutorMarta Molina León
CargoCentro Universitario Municipal, Universidad de Artemisa. Cuba

“No hay nada que podamos amar si lo desconocemos…

Tampoco hay nada que podamos lastimar, si verdaderamente lo amamos…”

(Afirmación Mbya Guaraní)

INTRODUCCIÓN

El patrimonio cultural está formado por los bienes culturales que la historia le ha legado a una nación y por aquellos que en el presente se crean y a los que la sociedad les otorga una especial importancia histórica, científica, simbólica o estética. Es la herencia recibida de los antepasados, y que viene a ser el testimonio de su existencia, de su visión de mundo, de sus formas de vida y de su manera de ser, y es también el legado que se deja a las generaciones. El patrimonio cultural se divide en dos tipos, tangible e intangible.

El patrimonio tangible es la expresión de las culturas a través de grandes realizaciones materiales.

El patrimonio intangible está constituido por aquella parte invisible que reside en espíritu mismo de las culturas. Algunos elementos que forman parte de este patrimonio son, la poesía, los ritos, los modos de vida, la medicina tradicional, la religiosidad popular y las tecnologías tradicionales de nuestra tierra. Integran la cultura popular las diferentes lenguas, los modismos regionales y locales, la música y los instrumentos musicales tradicionales, las danzas religiosas y los bailes festivos, los trajes que identifican a cada región, la cocina, los mitos y leyendas; las adivinanzas y canciones de cuna; los cantos de amor y villancicos; los dichos, juegos infantiles y creencias mágicas.

[1]La memoria de los hombres es el primer archivo donde quedó recogida la palabra, ajena a niveles culturales. A partir de esta visión, la literatura oral funciona y ha funcionado hasta nuestros días como el más alto exponente de la memoria histórica de los pueblos y el amplio caudal que esta ofrece en materia de transmisión de valores culturales. Ella y sus más disímiles expresiones, han devenido como proceso factible para interpretar el sentido de pertenencia de los hombres y sus colectividades, así como constituyen una vía de aproximación a la identidad cultural de los mismos, de ahí el indudable valor de las fuentes orales en el rescate del patrimonio cultural.

A través de este trabajo se pretende preservar la literatura oral como fenómeno socio-cultural que forma parte importante de las costumbres y vivencias de los pueblos, enriqueciendo el patrimonio cultural.

Los pueblos de oralidad tradicional poseen un carácter supuestamente conservador de sus culturas, es por ello que atendiendo a la necesidad de protección del patrimonio se ha propuesto como objetivo de este trabajo el siguiente:

Fundamentar la importancia de la literatura oral en el enriquecimiento del patrimonio cultural.

DESARROLLO

1.1.- UNA MIRADA A LA LITERATURA ORAL

Es "literatura” cualquier conjunto de textos de suficiente relevancia sociocultural que forme parte del patrimonio cognitivo y afectivo de un grupo humano determinado, y sea transmitido de generación en generación en forma ininterrumpida aunque sujeta a cambios diacrónicos. En este contexto parece secundario si tal material es oral o escrito.

Las sociedades humanas prehistóricas se formaron sobre la base de la intercomunicación a través del lenguaje. Durante muchísimos años los hombres manejaron sus asuntos a través del uso exclusivo del lenguaje oral. El comportamiento, el razonamiento y las reacciones eran orales. La oralidad es pues, en parte, una herencia, algo que viene desde lejos, algo que, como el caminar erguidos, esta relacionada con la evolución.

La vida en sociedad ha requerido de un sistema eficiente de comunicación y ha sido precisamente el lenguaje lo que ha promovido la socialización. A la vez, es el lenguaje lo que distingue al hombre de los animales. Dentro de las formas de lenguaje, es la oralidad la forma más remota y a la vez la que se adquiere, individualmente, primero. La aparición de oralidad, como sistema de expresión, es muy antigua y se corresponde con otras características de la especie

humana, tales como el andar erguido y el uso de instrumentos, todo lo cual data de alrededor de un millón de años.

Teniendo en cuenta que la lengua es un elemento vivo que se encuentra en constante cambio y transformación, y es además un fenómeno compuesto por una serie de aspectos creativos que solo pueden apreciarse en su contexto natural, basados fundamentalmente en la experiencia como caudal enriquecedor del sistema de significados incluido al pensamiento de los

hablantes y a su inmediata transmisión, le corresponde al estudio de la oralidad un papel protagónico en el desarrollo del patrimonio cultural de las comunidades.

Según Hamel, «…todo lenguaje es un hecho social en permanente transformación histórica en cuyos lexemas, estructuras morfosintácticas y, sobre todo, formaciones discursivas se sedimenta y reproduce la experiencia de un pueblo y su visión del mundo… no es tan solo soporte del pensamiento o instrumento de la transmisión de conocimientos, sino en primer lugar una acción social que produce efectos de sentido entre los locutores. El discurso es un acto de cultura que produce, transforma y hace circular las significaciones de las estructuras sociales».[2]

Son claras y precisas las palabras de Ernesto García Alzola al referirse al lenguaje unido al desarrollo intelectual…”El lenguaje, además, es vehículo de expresión, y como tal supera a todas las otras formas – artes plásticas, música, danza – no en el valor estético, pero sí en la claridad de sus símbolos, capaces de expresar de manera inteligible un número infinito de impresiones (…) el lenguaje sirve de estímulo al propio desarrollo intelectual (…)” [3]

Es el lenguaje un medio portador y dinámico de significados en el cual se encuentra la unidad afectiva e intelectual y muestra que cada idea contiene una actitud hacia la realidad. También el lenguaje permite ampliar las posibilidades de nuevas experiencias de vida y de cultura, al ser un instrumento que manifiesta el sentido de identidad, de desigualdad y riqueza de los grupos sociales, que hace notable el proceso de construcción cultural.

Para estudiar el lenguaje se distingue, desde Saussure, entre lengua y habla: la primera social en su esencia e independiente del individuo y la segunda, individual. La primera, un producto que el individuo interioriza pasivamente y la segunda, un acto de voluntad y de inteligencia, de creación.

Después del análisis de estas definiciones que registra la bibliografía consultada, se coincide en que se aprecia como característica importante el establecimiento de la comunicación, al ser un valioso instrumento para el desarrollo del pensamiento, para organizar la experiencia y evocar la realidad, provee al individuo de recursos verbales para conocerse y es el elemento fundamental en la formación y desarrollo de la personalidad.

Las expresiones literarias refuerzan marcas étnicas (estilos de pensamientos y recepción) involucrados en su función, costumbres, temas y sistemas de creencias religiosas que son expresión y forman parte de la vida de un pueblo con toda su complejidad y supervivencia.

Dentro de la literatura oral se enmarcan todos los géneros que pertenecen a lo que se llama discursos connotativos desde los primitivos cantos de trabajos, los cuentos o narraciones, los chistes, pasando por las formas poéticas populares ya propiamente dicha las canciones de cuna y la improvisación. Esta variedad junto a la universalidad y antigüedad de todas sus formas, hablan por si solas de la importancia de la literatura.

Por lo que se puede afirmar que la literatura oral nace y permanece en el entorno de la familia, entre vecinos y amigos trasmitiéndose a través del tiempo; formando relaciones socio-afectivas, a la vez que educa, recrea y estimula su larga vida, sujeta siempre a cambios y enriquecimientos en su transmisión; aborda diversos temas a veces determinativos de especificidades culturales de una región y hasta una nación, convirtiéndose la literatura oral en un legado de identidad de suma importancia para la cultura del hombre, por lo cual merece un reconocimiento en nuestra sociedad, razón por la que se establece como contacto con la escritura y los medios de comunicación para promover la investigación y la divulgación del conocimiento adquirido en las

mismas, enfatizando en lo que respecta a la historia del patrimonio tangible e intangible del pueblo.

Esto implica, para la concepción de la oralidad, que ella solamente puede darse cuando existe un oyente individual o colectivo, real o virtual. También implica que la lengua es dinámica y cambiante; sin embargo, este cambio se da en el colectivo y no por la acción de un solo individuo.

La oralidad es un sistema simbólico de expresión, es decir un acto de significado dirigido de un ser humano a otro u otros, y es quizás la característica más significativa de la especie. La oralidad fue, entonces, durante largo tiempo, el único sistema de expresión de hombres y mujeres y también de transmisión de conocimientos y tradiciones. Hoy, todavía, hay esferas de la cultura humana que operan oralmente, sobre todo en algunos pueblos, o en algunos sectores de nuestros propios países y quizás de nuestra propia vida. La transmisión de muchas esferas del saber se da por vía oral: los conocimientos culinarios son una de ellas, a pesar de haber innumerables libros dedicados a la enseñanza de la cocina.

Como todo fenómeno, la oralidad se da en concomitancia y relación más o menos estrecha con millares de otros fenómenos que encajan dentro de la misma totalidad. En condiciones...

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