Lionel Messi: la quinta de oro del rey del fútbol

ZURICH.- Cristiano Ronaldo se lleva la mano a la frente. Supone, intuye, lo que va a pasar. Neymar también lo sabe. Kaká, brasileño como él, abre el sobre. Millones de personas siguen la transmisión en todo el mundo. "Lionel Messi", se escucha. La Pulga se levanta y saluda primero a su compañero de Barcelona. Después, sólo después, viene el apretón de manos con el portugués. Frío. Seco. Desde lejos, imperceptible, un grito: "¡Papá!". Es Thiago Messi, el hijo del mejor futbolista de la Tierra. Porque entre el primero y el quinto Balón de Oro, que acaba de conseguir, al rosarino le pasó la vida. Como él dijo, creció. Y, también, se reinventó para poder vencer a esa máquina nacida en Madeira, Portugal, que responde al nombre de Cristiano Ronaldo. Una máquina entrenada para ganar.

Hace un año, en este mismo lugar pegado al lago Zurich, la Pulga había asistido a la consagración de su archienemigo: "Miré dos años cómo Cristiano lo ganaba", confesó en la entrevista que sirvió como su presentación en la gala. Era un duro golpe para quien venía de capitanear el barco del seleccionado argentino, naufragado en la orilla de la Copa del Mundo de Brasil. En realidad, se transformó en un aliciente para recuperar su mejor versión. Como también lo fue la molestia física que lo mantuvo dos meses alejado de las canchas y que lo llevó a "ver por televisión a la selección. O desde la tribuna a sus compañeros de Barcelona", como dijo en la gala. Fue el tiempo de su familia. Fue, en realidad, el reposo del guerrero.

El arma de Messi es su pierna izquierda. El talento que dispara esa usina de fútbol lo llevó a ser una superestrella. Provocó que sus fanáticos (y los no tanto, también) estén pendientes de su llegada a Suiza. Que estén dispuestos a soportar 12 horas bajo la lluvia. O que les importe si vuelve a usar un traje Dolce y Gabanna, como en los últimos años. Para todos ellos hubo una novedad: el modelo fue de Cielo Milano, otra sastrería italiana. Sin embargo, y pese a la fama global, a Messi no se le estruja el alma ni llora. Recibe su quinto Balón de Oro y lo acuna entre sus brazos. La escena parece sacada de alguno de los 36 tripletes que marcó en su vida. Sólo hay que cambiar el material de la pelota. Esta es de oro.

Messi le agradece al fútbol, que lo hizo crecer. Y el fútbol (la FIFA) le agradece a él. Porque ese jugador de 28 años es una mina no contaminada; el primer paso para la refundación. Recuperar la credibilidad cuando se cuenta con monstruos...

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